Chapter Six

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𝐎𝐌𝐍𝐈𝐒𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄

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LAS PRÁCTICAS DE VELOCIDAD se habían retomado la noche siguiente. Richelle se acercó a la barandilla cuando Han detuvo el auto.

— Estuviste muy cerca de conseguirlo, corazón, pero te faltó— soltó al verlo salir del vehículo.

— No es suficiente tiempo, Dom— reclamo algo estresado mirando a Dom— Solo le ganaremos a las cámaras con autos invisibles.

Richelle aplaudió con una idea en mente, provocando que las miradas de los presentes se posen en ella— ¿La bóveda está en una jefatura de policía, no? Lo único no sospechoso que entra a ese lugar son los autos de los azulitos.

— ¿Y dónde los conseguiremos?— cuestiona Han, era buena idea, tenía que admitirlo pero ¿Dónde conseguirían autos de policía a esa hora?

— Yo sé dónde, vamos a dar un paseo— invito Dom.

— Yo los llevo— se ofreció Gisele sonriendo hacía Richelle.

Se montaron a una camioneta, dónde en la parte de atrás iban Han, Brian, Dom y Román y en la parte de adelante iba manejando Gisele con su copiloto Richelle.

— No te vayas a lastimar— comento con gracia la conductora.

— Tranquila, no es mi primera vez saliendo de un auto en movimiento— dijo antes de saltar a la malla y luego caer al suelo, espero a que los chicos saltarán para ir todos juntos por los autos de policía.

Lograron encontrar las llaves y robar cinco autos, cuando salieron del lugar, se volvieron a reunir alineados en fila como en una carrera.

Richelle se posó al lado de Dom y dijo— Hacía tiempo de que no hacía trabajo de campo.

Han y Román llegaron pocos minutos después, el segundo haciendo resonar el motor de la patrulla.

— ¿Por qué tardaste tanto? Pensé que ibas a llegar con luces fluorescentes o algo así— se burló Brian. Román rio sarcásticamente y miró al rubio.

— Que simpático. Les apuesto cien mil a qué les ganó en los primeros cuatrocientos metros— habló por la radio.

— Como si tuvieras esa cantidad— dijo Brian.

— Después de este trabajo la tendré— contesto por la radio.

Richelle soltó una risotada— ¿Cómo que cien mil? No seas tacaño, Román.

— Si no logramos este trabajo, seguramente estaremos muertos— se integró Han— Que suba a un millón— arqueó sus cejas.

— Un millón, me gusta esa cifra— Richelle lamió sus labios.

— A ti te gusta todo lo que provenga de Jackie Chan— se burló Román, Han lo miro serio y Richelle soltó una risa falsa.

— Cállate, Román.

Todos se pusieron serios mirando el semáforo de enfrente, cuando esté se puso en verde, Román encendió la sirena del auto y arranco primero que los demás.

𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥 𝐄𝐲𝐞𝐬 || 𝐻𝑎𝑛 𝐿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora