4. ANTES DE LA CENA

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Disclaimer: Los personajes de Inuyasha son de RumikoTakahashi.


Si realmente hubieran prestado atención al rostro de Miroku en ese momento, se habrían percatado de la sonrisa burlona que tenía cuando su amigo aclaró su segunda condición. Aunque Inuyasha estaba muy rejego a la idea de tener una relación que involucrara más de dos personas, Miroku tenía la certeza que las cosas podrían funcionar, muchísimo más de lo que se imaginaban.

—Aceptamos tus condiciones —dijo conforme Miroku—. Si no tenemos más que discutir, ¿qué les parece cenar?

—Ay Dios, ¡si! —exclamó Kagome—. Desde que entramos a la cocina, vengo saboreándome, ¿te ayudo a servir? —preguntó mientras se ponía de pie de su asiento.

—Por supuesto —le respondió con alegría Miroku—. Tendremos que volver a calentar las cosas, tomará unos minutos, ayúdame con uno de los sartenes— le indicó mientras ambos caminaban hacia la estufa en la que se encontraban varias ollas con los guisos preparados.

Sango e Inuyasha solo observaron cómo ambos los dejaban a su suerte. Tal vez ellos dos eran los más nerviosos dentro de esta ecuación. Si bien, el carácter relajado de sus hasta ahora parejas era encantador, ¿cómo se les ocurría dejarlos a ellos dos solos? Sango movía con nerviosismo sus rodillas, casi chocándolas con el bordillo de la mesa, mientras daba sorbos sutiles a lo poco que le quedaba de su bebida.

Por otro lado, Inuyasha no estaba en mejores condiciones. Observaba con detenimiento cómo Kagome caminaba desenvuelta y feliz junto a Miroku. A pesar de aún no sentirse por completo convencido, la imagen que tenía frente a él no era una que lo molestara por completo; y, a decir verdad, no era algo muy diferente a cómo actuaban con anterioridad. ¿Se sentiría de la misma manera si los viera besarse? ¿Podría sentirse igual de tranquilo? ¿Miroku pensaría igual que él? Al caer en cuenta en ello, dirigió la mirada a la joven que aún estaba frente a él. Sango, a diferencia de Inuyasha, no observaba a la pareja, si no que su mirada parecía vagar entre las letras grabadas de su botella de sake.

Ella aún tenía el cabello húmedo, lo que seguramente le estaba causando escalofríos; podía notar la piel erizada en sus brazos y el agua acumulada en la blusa que llevaba. Inuyasha la vio abrazarse a sí misma, acariciando con su mano su brazo contrario en repetidas ocasiones; iba a decirle algo, cuando Sango se levantó de su silla y exclamó para todos: —Va a faltar más sake, iré a comprarlo en lo que calientan la cena.

Miroku giró a verla, la conocía a la perfección, así que intuía que ella necesitaba un poco de aire fresco para calmar los nervios.

—Te acompaño —dijo Miroku quitando del fuego el bowl que contenía una parte de la cena—. Kagome puede terminar con esto.

—No te preocupes —lo interrumpió la voz de Inuyasha—. Yo la acompaño—indicó poniéndose de pie junto a Sango—. Quisiera comprar también algo en el camino.

Miroku y Kagome sonrieron al mismo tiempo. Kagome asintió y continuó con su labor de recalentado. Miroku se acercó a los chicos a la entrada para acompañarlos.

—¿Irán lejos? —les preguntó—. Si gustas te doy las llaves del auto —le dijo a Sango caminando junto con ellos.

—No, pensaba ir a la tienda de la anciana Kaede, está a pocas cuadras —respondió Sango agradecida—. Aunque no sé a dónde quiera ir Inuyasha.

—Queda cerca—respondió el aludido—. Estaremos bien.

Miroku asintió a su amigo y después de besar de despedida a su novia los vio marcharse juntos de su casa. Esperaba que ambos pudieran relajarse un poco, y regresaran a cenar con los ánimos renovados. Por ahora, tenía que concentrarse en terminar de calentar los alimentos... y en la persona que lo ayudaba con ello.

¿Te lo imaginabas?-Inuyasha FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora