Prólogo

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Desconozco mis verdaderos propósitos en este mundo. Simplemente, un día acabé aquí, en este bosque, sin tener algún conocimiento de que lo que era en el pasado. Empecé a comprender poco a poco lo que tenía a mis alrededores. Vegetación, árboles, césped y hojas, todo era de color verde. Arriba mío, lo que veía era celeste. Una palabra surgió de mi cabeza, intentando explicar esta situación. Era Mundo. Por alguna razón, recordaba ese término. Alguien solía hablarme de cosas que llevaban ese nombre. Entonces, ¿esto era un mundo?

No lo sé, pero una mayor preocupación que esa empezaba a surgir por dentro de mi cuerpo. Dolor de estómago. Ruge. Aquella parte parecía demandarme algo para que se pueda tranquilizar. ¿Qué era esto? Siento que lo que me estaba pasando ya lo habría experimentado en otro momento. Hambre, respondió una voz en mi mente. Es verdad, necesitaba comer. La molestia de mi panza pararía si le doy un trozo de alimento, pero, ¿Qué era lo que podía comer?

Las hojas verdes. Nunca las había visto. ¿Serán comida? Me acerqué para agarrar una que estaba acostada sobre el césped. Al mover mi brazo para levantarla, veo todo color negro alrededor de este. ¿Soy así? Era completamente oscuro, igual que cuando estaba tirado en el suelo con los ojos cerrados. No me pareció de mucha importancia. Logré tener en mis manos la hoja, y la llevé hasta mi mandíbula. Mastico. Crujiente. ¿Qué es este sentimiento en mi boca? Es irreconocible. Disgusto. Siento que no puedo seguir triturando esto. Con asco, lo expulsé.

Eso no era algo que podía comer. Pero entonces, ¿Qué más tenia a mi alrededor? Era todo del mismo color, después de la hoja no tenía confianza en lo demás. Me quedé mirando hacia lo que lo había detrás de los numerosos árboles, esperando ver algo de otro tono distinto al verde. Ahí apareció. Dos figuras raras con ocho cosas pegadas a sus espaldas. Podían moverse. Cada vez se acercaban más y más hacía donde me encontraba. Un sentimiento nuevo surgió dentro de mí. Empecé misteriosamente a temblar. Sentí una cierta desconfianza a esos extraños cuerpos en movimiento, aunque no tenía ninguna idea de por qué. Me percaté de sus ojos. No era lo que estaba acostumbrado a ver. En sus cabezas llevaban bolas rojas y brillantes, dos siendo más grandes y las que se encontraban debajo y casi seguido de las anteriores eran más pequeñas. También, vi lo que supuse en el momento eran sus bocas. Por fuera de estas podía ver dos grandes colmillos, uno en cada lado. La desconocida emoción que estaba sufriendo se hizo aún más presente conforme se iban adelantando. Combinado con el rugiente dolor que mantenía en mi estómago, me encontraba en un momento en el que quería que todo parara ahora mismo, que acaben los inexplicables sentimientos padecidos en mi cuerpo. Pero no sabía qué hacer. Un líquido amarillento se expulsaba de mis partes inferiores. ¿Era esto relacionado con lo que sentía? Pero no cambió nada.

Finalmente. Las extravagantes figuras ya estaban frente a mí. Supuse que me miraban a través de sus ojos, aunque no podía determinarlo ya que su totalidad eran de un color rojo puro. Mis emociones seguían en lo igual hasta que, una de ellos emitió sonidos. Fue algo como un "Jure juro gan", según lo que comprendía. A continuación, este mismo movió una de sus cosas de la espalda para alcanzar mi cuerpo. Mis ojos se cerraron y gire a otra dirección para evitar que toque mi cara. El tiempo empezaba a pasar muy lento y algo me decía que yo estaba muy disconforme con estos sucesos. Mientras permanecía temblando, sentí un toque detrás mío. Estaba seguro que era una de esas figuras. Abrí parcialmente un ojo para intentar ver quién fue, pero para mi sorpresa, vi algo que me cautivó.

Era color naranja claro. Era gordo, pero no muy grande. Del tamaño de la hoja que había masticado. Lo que más me atrapó fue lo que hizo sentir en mi nariz. Podía sentir como mi mente disfrutaba y estaba feliz con ese aroma que emitía. Mi panza rugió muy fuertemente. Parecía gritarme y avisarme que el objeto en frente mío era algo para llevar a mi boca. Ignorando el sentimiento que estaba sufriendo por las figuras, agarré la tan llamativa porción. Se sentía suave y esponjoso. Una vez en mi mandíbula, lo trituré y volví a experimentar lo mismo que cuando lo toqué. A diferencia de la hoja, sentí placer. Podía seguir masticando este extraño material sin problemas. Lo logré tragar, y junto a eso mi estómago opinó lo mismo que mi mente, estaba contenta con lo que ingresé a mi cuerpo. Esto era comida.

Comprendí entonces, estas figuras me habían ofrecido comida. Eran conscientes del estado en que me encontraba. El sentimiento que padecía por ellos comenzó a desaparecer mientras seguía masticando el objeto esponjoso. Cuándo ya no había más restos de este, una habló claramente: "Así que tenías hambre, ¡no hace falta que tengas miedo!". La entendí a la perfección. Aunque jamás había visto algo similar a lo que eran ellos, pude saber las palabras que pronunció. "¿Cómo te llamas? ¡Podemos ser amigos!" dijo la misma figura. ¿Me lograran entender si yo también hablo? No lo sé, pero tendría que intentarlo. "¡Jure juro jure gan gan!" exclamó la otra. Por lo que dijo esta última, consideré en el momento que uno podía comunicarse en mi idioma, pero el otro no.

Respecto a lo que mencionó la primera figura, no sabía que responderle. ¿Cuál es mi nombre? No sé ni cómo terminé aquí y no entendía lo que estaba pasando. Desconocía por completo todo lo que podía observar, tocar y oler. De repente, una palabra surgió en mi cabeza. Cero. ¿Cómo que cero? ¿Cero qué? Creo que... había escuchado a alguien decir eso antes. De... cero. Quizás era algo así. Suena bastante familiar. Un segundo. Espera, puede ser... Sí, estoy seguro. Debe de serlo. Lo recuerdo muy bien. Ya sé que responder.

— Gracias por darme comida. Me llamo Zerok.

Desde ese momento, mi vida cobraría un nuevo significado, y, junto a eso, se daría el comienzo de una extensa aventura llena de desafíos y cosas que jamás imaginaba que me iban a ocurrir, siempre acompañado de los grandes y extraños amigos que había logrado conseguir.

Paradox Island: EgoistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora