Una forma abstracta. No era capaz de describirse con palabras en su estado actual. Tenía un aspecto tan estrambótico, con movimiento muy lento y llamativo. Quizás se veía tan desconocido debido a la sombra que le caía encima. Pero, sin lugar a dudas, lo más extraño y perturbador de dicha cosa, era el hecho de que tenía vida. Se encontraba junto a otra figura extravagante y de proporciones muy grandes que era capaz de comunicarse, dirigiéndose directamente al ser recién descrito.
— El contenedor se está moviendo. Ya ha perdido a sus posibles amenazas. Nuestro éxito será solo una cuestión de tiempo. —Dijo la figura extraña, con una voz grave.
— Dejad que haga lo que quiera. Estorbarlo dificultaría nuestro objetivo final, de momento. —Respondió la forma abstracta, con una voz mucho más grave que el sujeto anterior.
— Entendido. Por cierto, hablando de estorbos, C.Y. me ha pedido otorgarle una pequeña libertad. Se la he dado. Esperemos que no cause problemas.
— ¡Ese idiota! No deberías de haberle prestado atención. Parte de su personalidad se basa en realizar bromas. ¡Puede estropear todo lo que hemos planeado!
— Ya lo sé. Pero llega a ser inofensivo. Después de todo, su presencia irradia pereza. No será capaz de arruinar nuestros objetivos debido a eso.
— Espero que sea así. Ahora, necesito seguir recuperándome. Gracias por el informe del equipo, *******.
— No, gracias a usted, señor *******. Todo esto ha sido obra suya.
+
Continuando desde la perspectiva de los humanoides, los tres comenzaron a caminar en grupo a través del bosque. Estuvieron por un gran tiempo sin decirse nada el uno al otro, ocasionado por un problema muy urgente y a su vez muy simple, la falta de comida. Ninguno de ellos había comido algo desde que llegaron al lugar desconocido, y sus energías disminuían por cada paso que tomaban. Esperaban encontrar con suerte algún tipo de ser vivo que sea comestible y puedan cazar para reponerse y continuar en su camino, pero todo lo que estaba en sus alrededores eran árboles con firmes hojas verdes.
— Zerok, ¿no conoces el sabor que tienen las hojas? Podríamos comer algunas ahora mismo.
— Muy chistoso Iosu, pero no estoy de humor. Necesitamos encontrar algo de comida pronto, mi cuerpo ya no aguanta más.
— Juro jure jure gan...
Los tres amigos iban caminando tan cabizbajo por la falta de energía que en cualquier momento parecía que se podían desmallar. La única forma de que la actividad vuelva en sus cuerpos era la aparición de algo que se vea comestible.
Siguieron avanzando con desanimo a través de un curioso sendero. Los árboles estaban apartados entre sí para dar a entender que era un camino para aquellos que naveguen por el bosque. Las hojas no caían, y se situaban para permitir el ingreso del sol y una vista al cielo. No se oían cantos de pájaros ni nada de ese estilo, así que aún se encontraban sin presenciar ni una sola señal de vida en el lugar. Sin embargo, mientras más se adentraban por su ruta, empezaron a notar apariciones más recurrentes de unas piedras grises y medianas.
Al enterarse de dicha peculiaridad, Juregan, que se encontraba en medio de los tres, se detuvo sin decir nada.
— ¿Qué pasa Juregan? ¿Sientes algo raro? —Preguntó Iosu, detrás de él.
— Jure juro jure juro juro gan gan juro... ¿Gan jure juro gan?
Luego de que su compañero se haya expresado, los humanoides se quedaron quietos con la cabeza apuntando al cielo. No estaban haciendo ni un solo ruido, pues con esta acción lo que querían era comprobar un determinado sonido que había sido detectado por Juregan. Un segundo después, comenzaron a percibir cierto zumbido que recordaba a una corriente de agua, y volvieron a hablar entre ellos.
ESTÁS LEYENDO
Paradox Island: Egoist
Adventure"En algún momento de sus vidas, todos acaban visitando Paradox Island" En medio de una disputa entre un grupo de aventureros contra tres humanoides trajeados, dos con aspecto de arañas y uno siendo un ente oscuro con ojos purpuras, su pelea se vería...