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El bosque de Eternal era peligroso y engañoso para cualquiera que no lo conociera.

El clima variaba de a momentos y los caminos eran idénticos entre sí, podías perderte con facilidad. Además, siempre habría peligros acechando tu espalda.

Uno debía tener mucho cuidado al transitar por el lugar, pero para los Eternal's, podría tratarse de un juego.

-No deberíamos estar aquí...-murmuró Siu detrás de unos arbustos y con las manos en su pecho.

Seagull, igual de terco que su padre, observó al frente con el arco en la mano. Un jabalí que le duplicaba el tamaño estaba a unos cuantos metros de ellos y Seagull se había dispuesto a cazarlo.

Ese día había tenido una discusión con su padre, Jungkook, líder de su clan. Luego de que este se hubiera negado a enviarlo a la cacería grupal, que se realizaba una vez a la semana dentro del clan. Por lo que Seagull había huido de casa, para realizar su propia cacería y demostrarle a su padre, que podía ser un guerrero también.

En el camino al bosque, se había encontrado con su mejor amigo, Siu. Un joven de cabello color negro y sonrisa de corazón.

Siu no era un elfo, pero sí un híbrido igual que él. Mitad hada y mitad lobo, quizás por eso es que se llevaban tan bien.

-Es una mala idea -volvió a decir Siu, mientras acomodaba algunos mechones detrás de su oreja. -No tenemos permitido cazar Seagull...

-Tonterías...Tenemos la edad suficiente para hacerlo.

Seagull, ya había cumplido los dieciséis años de edad. La edad adecuada para iniciar como cazador del clan de los elfos. Sin embargo, su padre, se había negado a realizar la iniciación de su hijo. Argumentando de que aún no se encontraba listo para aquella tarea y que requería de más entrenamiento, pero Seagull sabía que no era cierto. Su padre era demasiado sobreprotector con él, situación que comenzaba a ser frustrante.

-Tu padre se enojará...

-No me interesa -murmuró Seagull y soltó la primera flecha. Está se clavó en uno de los costados del jabalí. -¡Sí!-festejó y una sonrisa cuadrada apareció en su rostro. La cual desapareció al ver como el animal empezaba a correr en círculos, para finalmente detenerse y observar hacia el frente, dónde ellos estaban.

Seagull comprendió rápidamente, que el animal los había notado y que solo les estaba dando tiempo para que pudieran escapar. En pocas palabras, se estaba burlando de ellos.

-Tenemos que irnos, tenemos que irnos -dijo y tomó la mano de su amigo, para salir corriendo. Sintiendo el bufido furioso del animal y los pasos acercándose hacia ellos.

Esquivaron y saltaron cualquier obstáculo que se les cruzará en el camino. Mientras Seagull tiraba alguna que otra flecha hacia el animal.

-¡Te dije que era una mala idea!-grito Siu corriendo lo más rápido que podía. -¡¿Qué hacemos?!

-¡Sube al árbol! ¡Sube al árbol!-ordenó el menor y tiro una última flecha.

Siu obedeció la orden tan rápido como su cerebro lo proceso y trepando lo mejor que podía, empezó a escalar hacia arriba.

En otra ocasión, apenas podría haber llegado a la primera rama, debido su miedo a las alturas. Sin embargo, en esa ocasión y bajo las circunstancias en las que se encontraba, podría saltar hasta de un risco para estar a salvo.

-¡Va a derribar el árbol!-chillo, mientras se aferraba con fuerza contra el tronco, cada vez que el jabalí embestía contra la dura madera.

Los árboles eran enormes y con grandes ramas, pero los animales no tenían problemas en derribarlos si era necesario y lo sabían perfectamente.

EternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora