Enzo descubrió que Julián de verdad estaba llorando por una bola de lana. Tuvo que pedirle casi de rodillas que le dijera los motivos por los que estuvo llorando con tanto sentimiento, el omega se resistió lo mejor que pudo a decir la verdad, pero en cuanto Enzo le besó con suavidad los parpados tuvo que confesar la verdad.
El alfa sintió ganas de reír a simple vista, pero se abstuvo de hacerlo debido a que su alfa le decía que había algo más en el comportamiento del dulce chico que continuaba llorando entre sus brazos por el resto de la noche.
Se sintió al límite de la estupidez, todo por dejar de prestar atención y posponer lo que estuvo planeando con tanto esmero. Eso se ha terminado, no puede seguir dejando que las cosas se mantengan así, es por eso que llegó el momento de hacer algo al respecto.
A la mañana siguiente se levantaron con la misma actitud de siempre, Juli se disculpó con él más veces de las que pudo contar y Enzo le repitió de mil formas que no debería disculparse por tener sentimientos ya veces colapsar.
Cuando estaban listos para comenzar el día, Enzo le propuso a Julián salir a desayunar en lugar de hacer algo en casa, el omega aceptó emocionado por eliminar la tensión que se formaba alrededor de ambos.
Eligieron una cafetería, ya les habían recomendado antes de ir ahí, estaba muy cerca del departamento y se rumoraba que servían los mejores panqueques de todo el lugar. Compartieron el desayuno en silencio, Enzo siempre procurando que Julián no se sintiera incomodo en el lugar.
Fue cuando Juli pidió su segundo panqueques con queso y frutillas que decidió hablar un poco de lo que sucedió.
-Ju, ayer me dijiste que necesitabas comprar lana y por eso te pusiste mal - comentó, pudo ver claramente cómo se formó una tensión en los hombros del omega.
-No recuerdo haber dicho eso - respondió con la mirada fija en los restos de frutillas que colocó a un lado del plato.
-No tienes que darme ninguna explicación, cariño - le tranquilizó - Solo quería proponerte algo.
-Te escucho.
-Bueno, estamos aquí, así que me gustaría llevarte a esa tienda en donde vimos los osos de peluche que te gustaron, escucha que ahí venden todo tipo de lana y cosas para hacer manualidades - quizás comenzó a mover muy rápido las manos y demostró su nerviosismo, pero eso no importa.
-Uh - el omega dudó por algunos segundos, tenía cosas que hacer en el departamento que se relacionaban directamente con la mudanza y abandonar al amor de su vida - Si, me gustaría ir ahí contigo.
Enzo casi pudo respirar con tranquilidad, ahora solamente faltaba terminar de planear la sorpresa y convencer a Juli de acompañarlo al día siguiente. Cuando terminaron el desayuno y pagaron, salieron tomados de la mano en dirección a la tienda.
No quedaba muy lejos, siempre procuraron buscar un lugar en el que se tuvieran ciertas cosas más accesibles, al tener como pareja al omega más creativo y productivo, también tuvieron que buscar el fácil acceso a lugares como ese.
Cuando comenzaron con su relación amorosa, la mayor parte de las salidas fueron a tiendas de pintura y curiosidades. Enzo siempre disfrutó de ver al omega caminando por todas partes y perdiéndose entre pasillos y pasillos, rodeado de botecitos de pintura, era como ver a Julián buscando el color perfecto que pudiese representar la felicidad.
Algunas veces el omega le preguntaba su opinión, Enzo siempre respondía que el marrón claro representa la alegría, el omega arrugaba la nariz adorablemente y negaba repetidas veces. Siempre decía que "El color de la alegría es el amarillo" y era obvio que él no podría saber el porqué de la respuesta ofrecida por parte del alfa.

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Lagrimas
FanfictionLos capítulos anteriores se encuentran en el OneShot.... Desde acá empezamos por el Cap 9, disculpen