lagrimas cap 13

39 10 2
                                    

Pasaron dos días.

Los dos días más maravillosos en la vida de Julián, no quiere parecer un omega adolescente otra vez, pero no puede evitar esa nube brumosa en la que se ha encontrado por las constantes atenciones del alfa.

Es muy temprano para comenzar el día, quiere quedarse en la cama por toda la eternidad.

Solo tiene un pequeño problema, ese problema tiene nombre y apellido. Enzo Fernández.

El alfa que se empeña demasiado en no separarse de él ni un momento si es posible. Julián no tiene ni la más remota idea de lo que puede o no estar pasando, solo sabe que a cualquier lugar al que se dirija va a ir acompañado.

Están compartiendo la misma cama.

Julián está completamente complacido con eso, puede que quizás se trate un poco de que ha tenido que dormir demasiado tiempo en el estudio y un sofá no es exactamente la definición de comodidad. Hay algunas cosas buenas que han estado pasando también.

Un ejemplo podría ser, dormir rodeado del olor a bosque que lo hace ronronear feliz.

Enzo se encuentra acurrucado contra su espalda, lo más cerca que el cordobés le ha permitido acercarse por miedo a que descubra la bonita curvatura más pronunciada que ahora se esconde más difícilmente.

Hay veces que Enzo hace esto, espera a que Juli se quede completamente dormido y se acurruca más cerca. El omega puede decir que le gusta, puede admitirlo, pero no puede decírselo al alfa. Entonces Enzo se mueve más cerca en busca de contacto, respira suavemente y se relaja con el olor de su omega.

Dos días fantásticos en los que no han hecho más que dormir y ver películas, comer y volver a ver películas.

Los dos se encuentran bien, es muy notable en ambos la forma en que sonríen cuando están demasiado cerca o cuando se toman de las manos inconscientemente.

Julián está rodeado de Enzo y no puede estar mejor.

—¿Estas despierto? — se escucha la voz adormilada del morocho.

—No — responde.

Hay una suave risa que contagia al omega en cuestión de nada.

—Alguien despertó muy gracioso.

—Apuesto a que no fuiste tú — Julián escucha de nuevo la risa del alfa, es como si hubieran estado haciendo esto durante toda la vida.

—Tengo la sensación de que alguien se levantó con mucha hambre.

—Si bueno, me preocuparía si no hubieras escuchado el rechinar de mi estómago.

—Por supuesto, seguramente todos los vecinos saben ahora que no he alimentado a este lindo omega hambriento.

—No seas estúpido.

Julián siente ese contacto de nuevo, la mano de Enzo se desliza con suavidad y delicadeza por el cabello castaño que se encuentra despeinado y rebelde. —Vamos, tenemos que desayunar.

Juli se levanta con mucho cuidado, Enzo ya está entrando al baño. Hay un pequeño problema, esa pequeña curvatura ha ido creciendo cada vez más, es algo hermoso, tan solo han pasado dos días y el omega ya siente que no le entran los pantalones.

El medico dijo que eso pasaría, pero Ju ingenuamente pensó que pasarían incluso meses antes de que comenzaran a notarse los cambios. Está muy enamorado de la forma en que pude colocar ambas manos sobre su piel y dejar suaves caricias acompañadas de canciones tranquilas.

—Enzo, ¿Puedo usar algo de tu ropa? — tiene que preguntar, las prendas del mas alto son más grandes y por lo tanto son mucho más cómodas para un omega embarazado.

LagrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora