Capítulo Tres

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JongIn despertó un día más, para él significaba otro día más de los tantos que le esperaban, junto a la soledad.

Caminó hasta uno de los árboles más cercanos a su "castillo". A paso lento cortó unas frutas, no sin antes dar gracias a los árboles. Se dispuso a comer.

Y como todos los días vagó lejos de su castillo pero siempre dentro del inmenso bosque, le gustaba mucho ir a la laguna, ahí había mucha paz y pensaba con más claridad, ya que no le permitía a ningun ser acercarse a ese lugar. Los seres acuáticos pasean por otro río del bosque.

La tarde le llegó, se había dormido a la orilla de la laguna, salió de allí y caminaba de nuevo a su castillo.

Pero sintió algo extraño, muy extraño, el bosque está en paz, silencio e incluso el Mago sentía una inmensa paz.

Con su magia trató de atraer a los lobos de su bosque pero no aparecían.

Se puso alerta... Al no saber que sucedía..

Escuchó una dulce voz. Era una melodia, muy hermosa a los oídos del Mago. Caminó inseguro hasta el lugar donde provenía dicha voz.

El Mago quedó embobado ante dicha escena. Había un Hada; un Hada masculino, este estaba sentado en el pasto junto a los lobos que se dejaban acariciar por sus finas manos. Los lobos y animales parecían hipnotizados al igual que el Mago.

El Hada se percató de la presencia del Mago en el lugar, se levantó y caminó hacia él.

El Mago pudo observar bien a aquel maravilloso ser. A diferencia del Mago el Hada vestía de blanco, su ropaje era largo, venia descalzo, en su cabeza traía una corona de flores de varios colores que le daba un toque encantador, su cabello era castaño, su nariz perfectamente perfilada, una hermosa sonrisa.

—Perdón, ¿eres el Mago de este bosque? —Preguntó el hermoso hada.

—S-si lo s-soy —Tartamudeó el Mago.

—Do KyungSoo —Extendió su mano, JongIn la tomó en forma de saludo. El Hada sonrió al hermoso Mago, este miró con deseo esos apetecibles labios con un leve color rosa.

— Mucho gusto, es un placer para mi que estés en mi bosque. —Habló el Mago muy nervioso. Y es qué sintió algo al ver a ese Hada, no es como si nunca hubiera visto un Hada pero las que había visto eran femininas y muy engreídas. En cambio este chico era adorable y amable. El Mago no tenía idea del por qué su corazón latía desenfrenado, se sentía pequeño ante el Hada, no importaba que los Hada fueran más débiles que los Magos, se sentía pequeño ante tanta belleza.

— Gracias Mago, paseaba por ahí y tus animales estaban tristes— Fue sincero el hada KyungSoo.

—Ohh... Si.

— Perdón por husmear sin permiso —El hada se disculpó.

—Eres bienvenido a mi bosque KyungSoo, cuando quieras puedes regresar — El mago habló y después de tantos años volvió a sonreír.

El Hada satisfecho devolvió aquella sonrisa.

El Hada mostró su pequeñas alas que parecían fragiles al ser casi transparentes y se marchó.

El Mago sonreía aún, realmente deseaba que el Hada volviera.

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