Realidades Paralelas | MiniFic Chrischel.

⭑Capítulo 2⭑

Rachel.

Me limpio las manos en el pantalón, respirando hondo. Christopher me va a matar.

Lo deje solo en la cama por venir aquí, pero no puedo dormir en paz, irá arde en mis venas de solo pensar que…

Tenso los puños antes de relajar mi postura, tomo el maletín que arrojan sobre la mesa antes de deslizar otro con el dinero.

Seguro a estas alturas ya sabe dónde estoy. Es que el coronel parece haberme puesto un chip en el cuello.

—Largo.

—Señora, lo que tiene en las manos es muy peligroso, cuando se probó se…

—Dije largo —siseo.

Masculla una despedida antes de levantarse y alejarse. Compruebo el maletín. Cuatro jeringas. Tres plateadas, una transparente.

Salgo del bar y abordo el auto, acelerando a Iron Walls. Que se joda el ministro, le tengo aprecio y todo, pero por culpa del idiota que sus leyes protegen mis hijos pueden nacer mal.

Ya comprobamos. Dos bebés que seguro serán preciosos. Llegamos ayer en la madrugada, a las siete de la mañana estaba en una camilla con un hombre comenzando a monitorear a mis hijos. Están bien, pero un poco débiles, lo que debería cambiar en un mes con unas pastillas especiales que me dio.

Es tío de Christopher, todo lo opuesto a lo que se dice de los Morgan, gracioso, carismático… aunque no le quita que sea la misma cara que Christopher y el ministro. 

Despejó mi cabeza al llegar, me abren las rejas en automático, no paso por la revisión que se exige, solo medio paso a asentir.

Veo a Antoni en la silla, pies, brazos y manos esposados, al igual que en su cuello hay una argolla, lo que pega su espalda y cabeza al respaldo de la silla.

No debería estar aquí, cuando llegue Christopher espero este maldito hijo de puta este muerto. Yo voy a estar muerta después de que el hombre vea lo que hice, más bien por haber venido aquí con sus hijos en el vientre.

—Rachel, ¿Qué estás haciendo? —la dificultad al hablar es obvia.

No respondo, coloco el maletín en la mesa a un lado, abro el mismo, exhibiendo las tres inyecciones de HACOC y la última de Hasse, su más reciente creación.

Me giro de nuevo a él, respirando hondo, pero no puedo, el jodido odio que le tengo me domina y antes de que lo piense, mi puño está impactando contra su rostro. Se golpea contra el respaldo de la silla, suelta un quejido, mi golpe le abre la comisura, la sangre empieza a salir.

—Rachel…

—Rachel una jodida mierda —siseo, otro golpe—. Te odio como no te haces una idea, me das asco, y…

—¿Qué piensas hacer? —se burla—. No puedes hacerme nada, sigo estando…

—Me importa muy poco dónde estés, dónde esté yo —intento que no me tiemble la voz—. Me importa una mierda si me condenan después. Seré feliz de haberte visto retorcerte como me has visto a mi.

Mi mano de nuevo va a su rostro, y pronto estoy golpeándolo con toda la rabia que tengo dentro. Si mis bebés nacen mal, al menos los habré vengado.