capítulo 3

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No podría decir que odio a Hunter como tal, no es alguien a quien consideraría un amigo por obvias razones (es un egoísta), pero te acostumbras por el trabajo a estar pendiente de él, cuidarlo, protegerlo. Eso es lo que tengo que hacer de todas formas, de eso vivo.

Insistí en ayudarlo, tampoco es la primera vez que trato de acercarme a él. Pensé que sería distinto luego de estar en este trabajo durante un año ya. Aun así no me dejó tratar su herida hecha por Belos. A él si que lo odio, es el peor de los jefes, él peor brujo vivo por haber.

Mis heridas eran leves y las de Hunter se podían esconder con su traje. No tuvimos inconvenientes graves, supongo que solo el ardor al bañarnos o tocarlas.

— Tú no deberías estar aquí, son mis hombres. — Tal vez si lo odio a veces. — No te necesito.

— No es un tema de necesidad, su alteza el gran guardia dorado. — Me incliné.— Debo permanecer contigo en los momentos que permanezcas fuera del castillo.

Pude ver su suspiro cuando fue exhalado debido al frío de la mañana. A pesar de la máscara podía garantizar que tenía los ojos hinchados de sangre con solo tenerme al rededor. Hoy no son de los días que puedo pasar desapercibido como un ente, vagando por el mismo camino que él suyo. Debe haber algo mal, lo sé por su exageración.

— Nunca jamás intentes siquiera llamarme así frente a mis hombres, está vez no te haré nada por tu error. Deberías estar agradecido.

— Gracias. — Levante mi máscara solo para que me viera sonreír, mientras que mis ojos indicaban todo lo contrario a agradecimiento.

Los seguí por todo el tramo desde lejos. Hoy era día de ir a recoger suministros para el castillo. ¿Por qué haría esto alguien como Hunter y yo? Fácil, Belos. Ya podrán imaginar que cargamento había que recoger.

Siempre me da pereza viajar en los transportes, prefiero caminar. Así que el viaje no fue de lo más disfrutable para mí, permanecí en la caja de carga con mis codos apoyados en mis rodillas y mi cara contra mis manos. Mi expresión era como la de un sonámbulo, solo que yo no me dormí, no que yo recuerde.

Tener que estar en la sombra es aburrido a veces, los habitantes de las Islas Hirvientes no me reconoce a la hora de salir del castillo y solo saben que soy parte de este aquelarre por mi ropa. Es desagradable tener que andar con esta marca en la mano al descubierto solo para que me tomen enserio, al tener la misma edad de Hunter pero no su popularidad puedo tener algunas situaciones problemáticas.

—¿Estamos cerca? — Le pregunté al guardia que nos acompañaba.

— Ya vamos atravesando la mitad del bosque. Dentro de unas dos horas estaremos en las minas.

— ¿Unas horas? Ow… — Me recosté en  lo frío de la parte trasera. Tenía que estar ahí mientras que Hunter podía estar junto al guardia, viendo todas las lindas vistas.

Busque algo interesante para entretenerme. Abri una de las cajas del cargamento, cosas que traíamos para desechar. Total, ya no sirven.

—¿Qué… — Debí ver mal, si, debió ser eso. Son solo taliamigos que debieron romperse en un duelo.— … Carajos? — Toda la caja estaba llena de los pequeños. Todos ya muertos. Nunca había visto uno muerto, es la primera y la segunda, la tercera, la quinta, la novena. Eran tantos…

— ¿Qué te ocurre, zopenco? Espero que no estés quejandote por algo estúpido. — Hunter asomó la cabeza para ver. Rápidamente cerré la caja.

— Nada, es que encontré a tu hermana.

El otro guardia contuvo su risa, bastante obvia de todas formas. Hunter gruño y se asomo aún más para tirar de un mechón de mi pelo.

— Vuelve a hacer una broma así y te mato. — Ya estaba acostumbrado a mía chistes malos, gracias a mi y Darius conoció que eran las bromas.

— Ew, me tocó el pelo un idiota.

— ¡Ahora si vas a ver! — Él se abalanzó desde la parte delantera del carruaje y empezamos a pelear como niños pequeños.

El guardia no nos podía decir nada, nosotros somos sus superiores así que es mejor que se quede callado.

Parecera muy leve, que Hunter es muy bueno conmigo. Pero no, es solo que ya no sabe que más hacer conmigo luego de estar un año siendo prácticamente su niñero. Antes no nos hablábamos siquiera y por lo más mínimo comenzabamos una discusión. Era un caos y a la vez nada porque no teníamos tacto por fuera de eso.

— Ya estamos a punto de salir del bosque, mis superiores.

— ¡Te voy a tirar del carruaje!

—¡Yo lo haré primero! — Los empujones arrancaron, ninguno iba ganando porque remataba el otro en el momento menos esperado.

Me hizo olvidar lo que acababa de ver, así que prefiero tener que tratar con este estúpido que parece mi hermano menor a tener que ver las atrocidades de Belos. Por ahora haré eso.

Nos arrancamos algunos pelos en el proceso, patadas, pellizcos. En un punto hicimos lo mismo, ambos agarramos las manos del otro y nos apoyabamos con fuera entre si para inmovilizarnos.

— ¿Quieres una tregua, rubiecito? — Tengo que ser el más pacífico. Si dependiera de Hunter estaríamos peleando todo el día.

— ¿Quieres otro moretón, inservible?— Hablaba gruñendo como si fuera un animal furioso. Eso me da risa de él.

— No tienes la fuerza necesaria.— Me pegó con su rodilla en el vientre. Me retorcí un poco por la sensación. — Okey, si la tienes…

— Acabamos de salir del bosque. Agarrense fuerte porque hay muchas desigualdad en el suelo y puede provocar temblores. 

Nos miramos mutuamente, o eso creo, esto de las máscaras es raro pero te acostumbras. Hicimos un acuerdo con la mirada.

— Yo te suelto a la cuenta de tres. —Dije. — Y tú también me sueltas, ¿Si?

— No voy a hacer lo que tú quieres.

— Entonces no te voy a soltar y nos quedaremos así por las posiblemente dos horas de viaje restante.

—… — Bajó la cabeza.— Uno.

— Dos.

— ¡Tres! — Dijimos al unisono. Yo lo solté pero el me agarró de repente del cuello.

— ¡La próxima vez que me faltes el respeto si vas a tener serios problemas! — Me agitó con fuerza. A los segundos me libero. Nunca se puede confiar en él.

Frote mi cuello, dolía y tosi por un rato. Me quite mi máscara para golpearlo con eso en la cabeza.

— Mentiroso…

— ¡Ay! Te dije bien clarito, no tengo porque hacerte caso.

— Por eso, yo voy a ir adelante ahora ¡Bye! — Salte hacia la parte de adelante y me senté al lado del guardia.

— ¡Tu eres mi sombra! Mientras que yo esté presente te tienes que esconder.

— No si no hay nadie del pueblo viendo. Y tú ya me conoces. — Voltee mi cara hacia el guardia que asintió con temor. — Ves, no hay problemas.

— Vuelve a decir que si a lo que el dice y haré que estés en la prisión durante una semana.

Volvió a asentir y me rei. Hunter ya no sabía cómo seguir la discusión, con todo su enojo retenido ya no podía hacer algo. Estaba rojo como un tomate y por fin se resigno luego de hacer un gran y exagerado quejido. Al menos ahora él será el que se aburra.


Nota del autor: Gracias por leer. Perdón por tardar tanto en actualizar y feliz año nuevo!

El lado dorado de la luna / Hunter x male reader / [Boy x boy] RETOMADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora