Capitulo 2

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Narrador: protagonista/ 1° persona 

— Al menos la paga es buena— dije para mí mismo mientras arrastraba una bolsa pesada, aunque la verdad a esta altura no me interesaba saber que había adentro. Sabía que a veces es mejor estar callado.— Sobretodo la mía.

La bolsa húmeda y pegajosa era de los menores de mis problemas hasta ahora. Hunter se había encontrado con la humana y consiguió algo para el Emperador. Parecía muy emocionado pero por la reacción del Emperador es mejor que yo no regrese al castillo por ahora…

— ¡Por el Titán! ¿Qué tiene está bolsa? ¿Un muerto?

Siempre me tocaba hacer trabajo extra en mi posición, de por si trabajo tiempo completo casi. Vivir en un palacio no suena nada mal, a excepción de cuando se trata de estar bajo el control de un viejo demente y cuidar de un escuincle mal educado. Por error o para mi salvación, está vez tuve que hacer algo lejos de Hunter, Belos y el palacio.

Por lo que supuse, y posiblemente era obvio, estaba en una granja, aunque era muy sospechoso la carga que tuve que subir a la carreta. Diría que no es una labor de mi talla, pero me da igual, no soy conocido por fuera del palacio para no arruinar la reputación de Belos y Hunter porque si alguien supiera que Hunter necesita protección sería la humillación más grande del Emperador. No sé porque no lo reemplaza luego de todos los errores que cometió. Al menos eso ocurrió antes de que yo apareciera.

No me gusta pensar en como llegué al aquelarre del Emperador, es como si estuviera viviendo la vida de alguien más. Me interesaba aprender más de un tipo de magia, pero había terminado en las clases de construcción. No es tan inútil como parece, es un juego de niños cuando lo dominas.

Al mundo no le debió parecer muy correcto mi elección y me hizo enojar en el momento menos oportuno. Soy conocido por mi autocontrol, admito que no soy alguien que le guste la pelea pero si me gusta causar desastre y caos de vez en cuando. Ese día fue algo más. Al principio pensaba más seguido en ello, ahora ya es solo un recordatorio que va y viene. 

Tal vez debí ir al aquelarre de plantas, sería más tranquilo. Cuando mucho me inhaló alguna flor alucinógena y listo. Es una magia muy estúpida, bueno, es una opinión personal, un abominable siempre será más fuerte que una pequeña rosa. Así eran las clases cuando iba yo, supongo que siguen igual.

— Esta carga va dirigida al cuartel del Este, lo demás llevenlo a la bodega del palacio. Lo de la bodega déjenlo en donde está la puerta amarilla.

Pensando se pasó el tiempo volando, apenas me di cuenta que había llegado al castillo. Por suerte ya es un reflejo estar alerta en este lugar, las órdenes salen como música de mi boca. Me gusta mandar, eso es un atributo más para que no me expulsen de mi cargo. Más bien mando cuando debo, callo para no ser cebo.

— General Luro, que placer verla de nuevo. — Lo mejor de mi cargo es que no me tengo que arrodillar ante nadie que no sea el Emperador. Ay, como me gusta que me hagan reverencias para solo saludarme.

— Guardia Nocturno, es un honor tenerlo aqui con nosotros.— Por fin soy reconocido. El lado bueno de estar en este castillo. — El Emperador lo está buscando, señor.— Y ese es el lado malo.

— Gracias por el aviso, general.

Espero que está vez no duela tanto. Tal vez me preocupo en vano, tal vez será mejor que vaya con diez armaduras. Desde aquí puedo sentir esa aura a maldad. De todas formas se las va a rebuscar para encontrar algo con que castigarme. Ahora que Hans es más suyo que mío, empiezo a aceptar que pronto puede ser que se vaya para siempre. Necesito encontrar una forma de librarlo de esto, y lo hubiera hecho si no fuera porque tengo que cuidar de un mocoso inmaduro casi todo el tiempo. Quisiera tener la ayuda de alguien para así tener tiempo extra, pero el único que conozco es Darius y él no le gusta pasar tiempo con Hunter.

Al menos entre rapido al palacio, nada peor podría esperarme tras de esa puerta. Odio que estuvieran los pasillos callados, no es como si alguien se le ocurriera siquiera hablar estando cerca del Emperador, pero aunque sea el ruido de pasos sería mejor que este silencio. No hay moscas, ni algún insecto. Solo yo.

Deje de pensar en idioteces y camine, el camino era largo y seguro. Era bastante prudente que el Emperador se encuentre en una zona alejada y protegida. Era aterrador sentir el aire rompiéndose solo por la vibración de mis pasos. Me sentí como si fuera un hazme reir de nadie durante esos minutos de trayecto.

Estaba de espaldas. Hunter estaba ahí también pero parecía perturbado, quieto ahí, cerca de Belos y mirando al suelo. Estaba perdido. Se que para mí es una carga más, pero sentí pena por él. Aunque ahora tal vez debería empezar a sentirla por mi. Ahora empiezo a dudar de si la paga es tan buena como para pasar por esto.

Espere, tengo que esperar a que él me de la palabra. Ya había terminado el turno de Hunter, teniendo ahora un corte en la mejilla. Muy leve para lo usual que hace Belos. Es mejor no saber los detalles ni lo que le habrá dicho al pobre chico como para que pase de ser ese energético diablito que conozco a tener esa mirada. Parecía como si su pupila se hubiera perdido en su iris, mientras que su córnea ardía. No creo que haya llorado, no aún. Dudo que llore por mi sino ha llorado hasta ahora.

— ____ — Belos era de los pocos que se dirigían hacia mi con mi nombre de pila. Es un asco. — Llegas tarde. — Pude ver esa horrible máscara cuando se volteo a verme, cada día es más nefasta.

— Lamento mi demora, su señoría. Estaba realizando la orden que me dió.

— Sin peros, ____. Ya sabías de antemano que tenías que acompañar a Hunter durante su guardia de ayer.

— Lo sé, señor.

— ¡Casi se rindió ante una humana!

Agache la cabeza. Se esperaba que hiciera eso, no había que hacer cuando él se ponía de este modo. Por primera vez creo que Hunter me miró con intención de ayudarme, pero él es inútil ahora.

— Lo sien— Una cortada. La mía fue más larga, desde el labio hasta la mitad de mi mejilla. Ardía. Calle de nuevo, no hay forma de discutir ante él ni de redimirte, una vez que te equivocas, ya no vales nada durante un tiempo. Ojalá sea un tiempo corto.

— Tienes suerte de que Hunter haya sido capaz de cumplir con la tarea que te asigne a ti desde hace meses. Eres un ser mediocre.

Hunter haz algo. Eso pensaba, eso quería. Él era más cobarde que yo. Ambos éramos dos niños idiotas en esa habitación. Ninguno se pudo rebelar porque sabíamos que no iríamos tras el otro aunque queríamos que el otro nos salve. No sé cómo salvarnos, Hunter. Reconozco ahora que no pude salvar a Hans cuando note las astillas y plumas en el suelo. Recordé lo que me dijo hace una semana.

— Tráeme diez docenas de taliamigos, y más te vale servir para algo está vez, animal. — Me agarró del cuello como si fuera un perro callejero y me lanzo hacia la pared. Detesto que ese vejestorio pueda ser tan fuerte.

Cuando se fue, ambos quedamos perplejos. Hunter seguía ahí parado, tarde en darme cuenta del punto muerto que él miraba en el suelo. Mientras que yo seguía ahí sentado con esa pared, sosteniendo mi mano contra mi mejilla para detener el sangrado. Fue una de las pocas veces que no peleamos entre nosotros, posiblemente rompimos un record de mejor convivencia entre nosotros ese día.

El lado dorado de la luna / Hunter x male reader / [Boy x boy] RETOMADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora