La Libélula

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Susan comenzó a tocar las hojas del suelo, su vestido blanco se ensuciaba con la tierra del suelo, en eso, ella encontró una hoja azul, entre ese montón de hojas naranjas, ella la tomó y la guardó en un bolsillo de su vestido.

-Que linda hoja- Susan dijo en voz baja, casi susurrando, Peter se volteo confundido.

-¿Dijiste algo?- Susan al oír las palabras de Peter sintió una extraña inseguridad, ella se levantó del suelo y se volteo hacia Peter. -No dije nada...- Susan respondió.

En eso, Susan y Peter escucharon unas extrañas pisadas, como un trote, ellos miraron a su alrededor y no vieron nada, aunque en un momento de un silencio largo e incómodo, volvieron a escuchar el ruido, y se un árbol, salió una extraña figura algo borrosa.

-¿Que es eso?- Peter se alejó un poco del lugar.

La extraña figura de cuatro ojos color verdes y de piel morada, se acercó lentamente a los chicos, su falda de hojas naranjas destacaba y dos hojas podridas tapaban su pecho, la figura se acercó a Peter de una forma muy sugestiva. Susan rápidamente se puso frente a Peter y le gritó a la figura.

-¿¡Qué eres!?- Susan le gritó a la figura, esa figura humanoide era algo que jamás algún Narniano había visto jamás.

-Soy una libélula...- La extraña libélula apartó a Susan y comenzó a tocar a Peter, el rapidamente se alejó y se puso tras de Susan.

-¡No toques a mi hermano!- Susan comenzó a enojarse y se acercó a la libélula. -¿Cómo te llamas? ¿Que haces aqui?-.

-Solo buscó reproducirme, las libélulas nos estamos muriendo, un humano como tú hermano es lo que estamos buscando...- La libélula miró a Peter y le sonrió, volteo hacia Susan, la cula tenía una cara de asustada.

-Eso fue demasiado directo. ¿Por qué las libélulas están muriendo? En Narnia jamás han hablado de libélulas...- Susan alzó su ceja y cruzó sus brazos mientras protegía a Peter.

Cuando la libélula iba a comenzar a hablar, unas burbujas rosadas salieron de su boca, ella se cayó de rodillas a el suelo y comenzó a gritar, moviendo su cabeza de un lado a otros mientras su cabello lacio e indigo liberaba anémonas blancas, el ruido era tan fuerte que los oídos de Peter comenzaron a sangrar, el ruido se extendió por todo el lugar hasta que la libélula se detuvo.

-Me llamo Ámbar...- La libélula Ámbar cayó en el suelo desmayada, en su cuerpo salió un líquido extraño, era dorado. Susan tomó el líquido con sus dedos y el líquido se puso morado.

-¿Qué?- Susan miró a Peter y ella se levantó del suelo, Peter se sintió un poco mal por la libélula y se acercó a ella.

-¿Debemos ayudarla?- Peter tocó la piel de la libélula, era áspera y un poco dura, el tocó sus alas y recordó al instante la primera vez que fue a Narnia y se le salió una lágrima.

-¿Todo bien?- Susan se sentó junto a Peter y le limpio la lágrima con su vestido.

-Toca sus alas... Me hicieron recordar la primera vez que fui a Narnia, ya lo recordaba pero... Lo sentí realmente, como si hubiera vuelto a ese tiempo, lo viví...- Peter le sonrió a Susan y dejó de tocar el ala de Amber, su mano estaba llena de brillo.

Susan tocó el ala de Amber y la llevó a un vacío blanco, dónde ella encarnó la primera vez que salieron de Narnia, ella pudo sentir todo, la brisa, su vestido, la piel del caballo, lo sintió todo, ella se bajó del caballo y vio la salida, ella no quería salir, pero su recuerdo debía seguir, pudo ver y sentir cuando salió de Narnia, tantos años que pasó ahí en vano, tantas experiencias, Susan comenzó a llorar y el recuerdo comenzó a romperse hasta que todo se derrumbó en Susan, y ahí despertó del recuerdo.

-¿Que recordaste?- Peter puso su brazo en el hombro de Susan y le sonrió.

-De todos esos años que perdimos aquí... Los amigos que perdimos...- Susan se levantó del suelo y continúo caminando.

-¿¡A dónde vas!?- Peter se levantó del suelo y corrió hacia Susan, dejando a Ámbar en el suelo.

  Luego de una larga caminada, Susan se detuvo y secó sus lágrimas, en eso, notó una fuerte neblina, un silenció y un gran peso en su espalda la abrumó y sintió un frío recorrer su cuerpo, en eso, la mano cálida de Peter interrumpió ese sentimiento, ella volteó rápidamente y vio a Peter muy asustado.

-¡Me asustaste!- Susan estaba pálida, tenía sus mejillas y su nariz roja, como si hubiera estado en frío.

-¿Estás bien? ¿Por qué te fuiste?- Peter tenía la respiración aguitada, su cuerpo estaba rojo y temblando.

-Si, es solo que, pensé en eso y me enojé...- Susan movió su cabello hacia atrás y se rió.

-Si... Eso también me hizo mucho daño, creo que fué evidente...- Peter se rió y notó la neblina. -¿Y esa neblina?-.

-No lo sé... Pero no deberíamos ir hacia ahí, eso es seguro...- Susan comenzó a caminar lentamente junto con Peter.

-Sabes, extraño a Caspian... El era un gran hombre...- Peter se sonrojó y se rió.

-Si... El era un buen muchacho, era un gran novio...- Susan intuyó algo y continúo con la conversación.

-Si, su cabello era tan lindo, y su piel tan suave, el era muy amable, aunque un poco rudo, pero dentro de todo, era un gran material de novio, tu y el hacían buena pareja...- Peter se veia muy inspirado con sus palabras, Susan se detuvo mientras Peter seguía caminado y hablando.

-¿Tambien era un buen hombre en la cama?- Susan preguntó mientras miraba a la nada mientras Peter seguía hablando.

-Si...- Peter se detuvo y volteó hacia Susan, la cuál estaba un poco lejos, Peter se sonrojó y miró hacia otro lado.

-¿Estuviste con el en la cama?- Susan se rió. -Eres un hijo de puta. ¿Cuántas veces lo hicieron?- Susan se rió y se acercó a Peter.

-Solo una vez, estábamos en la habitación viendo unas espadas y bueno, la tensión llegó y bueno... No debería contarte, se lo prometí...- Peter se rió y puso su brazo alrededor del cuello de Susan.

-No puede ser, eso fue en unas de nuestras entradas espontáneas a Narnia, verdad?- Susan se rió y continuaron caminado, el clima se puso frío y ellos se acercaron más.

-Si, realmente la pasé muy bien con el, fue sólo una vez...- Peter se rió y continúo mirando a Susan.

-Bueno, yo creía que se odiaban, digo, siempre discutían... Al parecer solo estaban ocultando el fuego.- Susan se rió y le dió un golpe a Peter en el pecho.

-No, pero con el tiempo nos llevamos bien...- Peter y Susan continuaron caminado hacia ningún lugar aparentemente...

Mientras que cerca de la entrada, donde estaban antes, Amber se levantó del desmayo, estaba muy aturdida, el líquido dorado ya no estaba y sus alas comenzaron a brillar, Amber puso su cabeza en sus rodillas y comenzó a llorar.

-No quiero morir, no quiero que nadie muera...- Amber sollozó y continúo llorando, sus lágrimas era moradas y llenas de brilló, Amber lloraba con tal emoción que las flores naranjas se convirtieron en pequeñas anémonas blancas, su aura se hizo visible, el color dorado de su aura la hizo levantarse del suelo y con mucha voluntad decidió volar hasta lo más alto que podía llegar.

-Necesito a Peter...-

Las Crónicas De La HermandadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora