Yone conducía hacia la casa de Makio, jamás había estado allí pero ella le daba indicaciones de como llegar, solo decía pocas palabras, su estado de ánimo era deteriorado y poco animado, miraba perdida sus nudillos llenos sangre mientras suspiraba con lamento.
—Makio —Yone agarró su mano —No tienes que culparte de nada...
—Soy una estúpida, te he dejado mal parado frente a todos, era tu momento de fama y me comporte como una idiota —Dijo ella con remordimiento
—¿Que importa la fama? ¿O lo que los demás digan de ti? —Él la miró
—No lo entenderías Yone
—Makio, soy un hombre de 35 años que pasó por un divorcio y la pérdida de un hijo en un embarazo, entiendo más de lo que crees
Makio abrió los ojos impresionada ante las declaraciones de Yone, pero decidió no decir nada, entendía que era un tema difícil de digerir.
El resto del camino fue en silencio, Yone estacionó fuera de la casa de Makio y la ayudó a bajar. Ella abrió la puerta de su casa y lo invitó a pasar, había algo de desorden debido a que no estuvo en ella todo el día, después de trabajar y haber podido descansar apenas unas horas antes de la hartante fiesta, tenía ganas de estar tranquila una vez en el día.
Yone miró todo a su alrededor con curiosidad, jamás había estado en su casa y todo parecía muy acogedor a pesar del poco desorden que ella tenía. Makio dejó su bolso en el sillón y caminó por todo el living hasta la cocina.
—¿Tienes ganas de tomar algo? ¿Agua, jugo...?
—Con agua estoy bien... —Respondió él apoyando sus brazos en la isla de la cocina —Con respecto a lo de antes...
—No debes aclarar nada —Mencionó ella tratando de evadir el tema
—Makio, no soporto verte mal, con lo que Akali dijo...
—¿Que importa esa maldita puta? —Su tono cambió en segundos
—Tranquila... No debes alterarte, te prometo que fue algo de una sola noche, Makio, ella hizo lo mismo conmigo, solo que decidí no decir nada
—Es una zorra, la odio tanto, siempre maltrató a Liah y le era infiel con más gente —Dijo con repudio —Siempre fui fácil de meter a la cama, pero esa maldita... Al menos yo lo hacía por verdaderos problemas, como se atreve a compararme con ella... —Rasguñó levemente la barra de madera frente a ella
—Tranquilizate, todo ya pasó, estoy seguro de que nada volverá a ocurrir, Liah y Kayn van a levantar una denuncia y todo acabará
—Eso espero... Pero con lo de antes... Sobre mis enfermedades... —Makio tragó pesado por la vergüenza que se tenía en ese momento
—Eres perfecta con o sin enfermedades Makio —Yone interrumpió
—Debe darte asco estar en la cama con alguien que tuvo herpes y quizás otras enfermedades...
—Odio a la gente que se tira abajo, me da más asco eso que el simple hecho de que tuviste una enfermedad de transmisión sexual —Respondió completamente serio, un Yone severo se había apoderado del suave y delicado que conocía Makio, hasta parecía molesto con las palabras de Makio
Ella se sintió con un vacío en el alma al escuchar las palabras tan serias de Yone, muy sincero y severo, pero sabía que en el fondo él tenía razón, acostumbraba a tirarse abajo siempre y a sentirse culpable por cosas que ella no ocacionaba.
—¿Por qué te preocupa tanto alguien como yo, Yone?
—Porque me enamoré, Makio —Él respondió mirándola a los ojos fijamente, ella se quedó atónita con su respuesta