One Shots BL Percy Jackson (Male OC)

El dilema del sol (Frank Zhang)

Frank suspiró, recargando su espalda en la madera recién arreglada. Sentado ahí en la cubierta del Argo II, con el cuello echado hacia atrás y la cara apuntando hacia el cielo, es que por fin se dio cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir.

Era casi medianoche y el viento fresco proveniente del mar Egeo no ayudaba mucho a aliviar el bochorno que sentía. Su corazón, a pesar de todo, latía calmado en su pecho, como si en realidad estuviera disfrutando ese pequeño momento de paz. Encima de él, las estrellas brillaban como diamantes, iluminando un poco la vastedad inescrutable del firmamento.

De pronto, un ligero murmullo le hizo sonreír ligeramente. Su corazón latió un poco más fuerte.

—Deberíamos ir a dormir —dijo finalmente, sin quitar la mirada del cielo.

—¿Hum? Oh, ¿lo dices enserio? —el chico que descansaba con las piernas cruzadas a su lado, preguntó—. Estaba mirando las estrellas.

Frank sacudió su cabeza apenas un poco, aún sin despegar la mirada de los astros.

—Nos espera un día pesado mañana —dijo en un tono que rozaba la seriedad—. La batalla no será fácil, Lou. Tal vez deberías dormir un poco. Los dos deberíamos.

Louis asintió, soltando un suspiro muy largo. Si trataba de mirar hacia atrás en sus recuerdos, todo parecía tan lejano ahora. ¿Cuánto habían tenido que pasar para poder llegar a Grecia? Habían dado más que cualquier persona y aún así, aún debían enfrentar lo peor de la guerra. No sabía si era verdad o simplemente su imaginación, pero parecía que podía escuchar los rugidos y las risas de los gigantes, haciendo retumbar las ruinas de la Acrópolis. Al final solo sonrió sin ganas y miró a Frank de reojo.

—Supongo que ya no estamos lejos de Atenas, ¿cierto? Dioses, creo... creo que me gustaría ver las estrellas un poco más.

Frank no quería discutir con Louis, pero tenía tiempo pensando que él quizás no veía el peligro igual que cualquiera a bordo del Argo II. Estaban a punto de ir a una batalla que decidiría el destino del mundo y él, en lugar de dormir y descansar para poder pelear, ¿prefería ver las estrellas?

—Bien. Quédate a ver las estrellas entonces —espetó—. Aunque dudo que eso te ayude mucho cuando a mitad de la batalla te desmayes por falta de sueño.

Louis negó, apretando un poco el gesto de su rostro. A Frank no le gustó mucho la manera en la que el chico lo miró.

—Frank... hay una gran posibilidad de que esta sea nuestra última noche con vida. Si muero en la batalla contra los gigantes... —suspiró, abrazándose a sí mismo y alzando la cabeza hacia el cielo—. Solo quiero ver las estrellas una última vez.

El hijo de Marte sintió una punzada en el pecho. Quiso abofetear a todos los dioses existentes y asesinar a Gea con sus propias manos. ¿Por qué tenían que ser ellos quienes siempre sufrían por problemas más grandes? ¿De verdad los dioses no querían a sus hijos ni un poco? Quería creer que hasta cierto punto se preocupaban por ellos, pero con lo que había pasado recientemente, empezaba a pensar que tal vez sus pensamientos eran absurdos.

Por primera vez en el tiempo que él y Louis llevaban sentados en la cubierta, apartó su vista del cielo para mirarlo a él. Quiso decirle que no moriría y que esa no sería su última noche en el mundo, pero, ¿y si era mentira? ¿Qué les aseguraba que vencerían en la acrópolis? La profecía solo decía que debían pelear unidos, más no que iban a sobrevivir. No quería mentirle a Lou, así que simplemente asintió, relajando un poco su expresión.

—Está bien —dijo Frank con voz calma—. Mira las estrellas un rato más, sólo prométeme que dormirás un poco.

Iba a levantarse, pero Louis se apresuró a sujetarlo por el hombro. Su mirada parecía contrariada.