La Casa En La Colina

Capítulo II: Los vecinos

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»28, octubre/2003«
»día 2«

Estábamos observando el camino, el lugar era realmente ha genial. Se notaba que la mansión estaba rodeada de vegetación y eso que había señal para los teléfonos porque si no hubiera, sería difícil para una emergencia.

Mientras caminabamos, vimos una casa, no era tan grande pero estaba cerca de la mansión. Al acercarnos una mujer que estaba arreglando una plantas nos saludo, mire confundida ya que no conocía a esta mujer.

Llegamos un poco cerca donde ella se acercó con una sonrisa.

—Ustedes deben ser los nuevos vecinos— comentó la mujer.

—Si, nos mudamos a la mansión— afirmó mi madre.

—Un gusto, soy Jenny Haze— indicó ofreciéndonos un apretón de manos.

—Soy Marie Watson— aceptó con una sonrisa el apretón—, Y él es mi esposo Alex, y mis hijos Ethan, Max y Tara.

Sonreiamos a lo que ella nos devolvió la sonrisa.

—Pasen a casa, son los nuevos vecinos aquí —nos ofreció dejando la regadera a un lado—. Pueden pasar a tomar algo, para conocernos mejor.

—No queremos molestarte— comentó mi madre.

—No es ninguna molestia, así conocen a mi hijo Cris, le encantará que tengamos vecinos.

—Esta bien si no te molesta —dijo mi madre un poco avergonzada

—Tranquilos, entre vecinos nos apoyamos, hay que llevarnos bien, ustedes parecen buenas personas —contestó dirigiéndonos a la entrada de la casa.

Era una casa pequeña, se podría decir que no era tan grande. La puerta tenía un gran detallado, al ser de madera quedaba precioso. Al entrar las paredes eran blancas, en suelo de madera que hacía juego y sin decir la decoración con los muebles, era pequeña pero acogedora.

—Es una bella casa, hogareña —comenté.

—Es pequeña pero muy linda y acogedora —confirmó mostrándonos la sala—. Esta es la sala, iré por café, siéntanse cómodos.

Ella salió de la cocina, dejándonos en la sala. Observe cada detalle del lugar, desde las fotos hasta las pinturas colgadas.

—Es encantador —solté.

—Lo es, es muy lindo —admitió mi padre—. Muy diferente a la mansión, está es más hogareña.

Pasaron unos minutos hasta que Jenny volvió y con una bandeja de café.

—No te ubieras molestado informó mi madre.

—No es nada, son los nuevos vecinos, es bueno tener a nuevas personas por aquí —remarcó sentándose en el sillón.

Estando hay se escuchaba unos pasos, me voltee al ver al pasillo donde un pequeño niño se asomaba curioso.

—Bueno, el es mi hijo Cris —el pequeño se acercó a ella—, Cris, ellos son los nuevos vecinos Marie, Alex, Ethan, Max y por último Tara— explicó.