La Casa En La Colina

Capítulo I: La llegada

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»Octubre, 27/ 2003«
»Dia 1«

Soy Tara Watson, una joven chica de 17 años, soy de California, en si no quiero relatarles toda mi vida solo les diré que me mudo a una nueva casa, en un pequeño pueblo. No conozco el nombre de ese pueblo. He escuchado historias de ese lugar como de que desaparecen personas y que la causa es una banda de narco o cosas así.

Es un poco tonto pero tiene algo de sentido ¿No? Pero como dice mi familia, "son solo rumores".

Estaba pensando tanto, íbamos en el auto, dirigiéndonos al nuevo lugar, el camino era solitario, autos no pasaban era como si estuvieramos viajando a un lugar abandonado.

De por si ya daba incomodidad

Como persona normal que le da curiosidad les pregunté a mis padres si sabían pero como siempre y con su calma dicen "es normal que esté vacío aveces"

Me aburrí, mi teléfono estaba sin batería, mis dos hermanos Ethan y Max estaban durmiendo cómodamente para ir en el auto y mi padre estaba conduciendo mientras mi madre revisaba algunas cosas de su trabajo.

De por si ya era realmente aburrido, lo único que quedaba hacer era ver por la ventana del auto. Solo mirar los grandes árboles y la gran vegetación que conforman el bosque. Tan solo ver eso, mis ojos empezaron a pesar hasta el punto que se cerraron y no supe que pasó después.

3 horas después llegamos a la gran mansión o como le decían los lugareños, la casa en la colina, abrí mis ojos poco a poco, vi aquella mansión, era linda. El auto entro por el portón para que luego mi padre lo estacionada cerca de la entrada principal de la casa.

Al bajar observé detenidamente la mansión, mi madre despierta a mis dos hermanos, ellos están un poco adormilados pero su emoción empezo a aumentar al ver la casa.

—Bienvenidos a nuestra nueva casa—. Anunció mi padre.

Max y Ethan corrieron al interior contentos, mientras mis padres y yo caminábamos tranquilamente al interior.

Si la casa por fuera era bella, ya por dentro, sus paredes decoradas con un papel tapiz azul oscuro, el suelo de madera, era enorme, la sala con una chimenea de un estilo antiguo, la gran escalera el la entrada principal que llevaba al segundo piso y el gran candelabro que colgaba del techo.

Si que era una mansión de estilo antiguo pero no le quitaba lo hermoso.

—¡Mamá, papá! Es una bella casa— gritó Max corriendo hacia las escaleras.

—Con cuidado cariño, te puedes caer —advirtió mi madre.

—Si mamá —contestó antes de salir corriendo al segundo piso.

Mi madre negó divertida con la cabeza para empezar a ver la casa detalladamente.

Empecé a ver cada detalle de la casa, tenía curiosidad por ver lo hermosa que era, me dirigí al segundo piso.

Al subir habían varias puertas por lo que suponí que eran las habitaciones, empecé a caminar por el pasillo hasta que escuche una voz conocida.

—¿Quien eres? —escuché la voz de mi hermano viniendo de una habitación.

Empecé a caminar hacia esta para mirar con quien hablaba. Llegue a aquella habitación y poco a poco abrí la puerta.

—Nos mudamos aquí —escuché de nuevo—. Me caes bien, seremos muy buenos amigos.