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bye and hi↴

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La aguja se hundió en la piel de Adeline, desencadenando un gemido de dolor que reverberó en la simple habitación. El hilo se deslizaba por su carne, conduciendo la sangre desde su hombro hasta la punta de sus dedos, creando una serie de gotas que caían en el suelo. La escena se desarrollaba en silencio, en la monotonía de la estancia que apenas tenía más elementos que las paredes, el techo, una cama y una mesa de luz con una lámpara y un plato de comida vacío.

En este entorno tranquilo, la voz de Adeline cortó el silencio, llena de preguntas.

—¿Quién eres? —inquirió, su rostro reflejando la tensión del dolor.

—¿Qué?

—No eres un participante común, apuesto a que ni siquiera estás aquí para hacer el examen. Entonces, ¿quién eres? —susurró con desconfianza.

La risa de Katsuhiro resonó en la estancia, rompiendo momentáneamente la quietud. Adeline, confundida pero intrigada, le devolvió una sonrisa. Aunque las respuestas aún flotaban en el aire, la conexión entre ellos se cimentaba en la incertidumbre compartida.

La aguja continuó su labor, atravesando la piel de Adeline con precisión milimétrica. Su rostro reflejaba una mezcla de palidez y rubor, como si el dolor se manifestara en capas físicas y emocionales. Los músculos de la pelirosa se tensaron aún más, como si cada puntada resonara en el dolor que recorría su cuerpo.

—Soy un examinador. El examen comenzó desde que entraron al avión —explicó Katsuhiro, cuya voz resonaba en la tranquilidad del espacio.

Adeline palideció aún más, su rostro se tornó rojo como una mezcla de vergüenza y tensión. La aguja proseguía su tarea inmisericorde.

—Diablos, ¿quieres relajarte? Te dolerá más —aconsejó Katsuhiro, un deje de humor en su tono.

—¿Examinador? —titubeó Adeline, sintiendo escalofríos recorrer su espina dorsal, una percepción palpable de lo inesperado.

Otra risita escapó de los labios de Katsuhiro, provocando una tensión adicional en la pelirosa.

—Aprobaste —declaró con calma—. Pero no te ilusiones, el verdadero examen no es tan fácil.

¿Fácil? Casi muero, pensó Adeline, mientras la realidad del examen se asentaba con fuerza en su conciencia, como un recordatorio persistente de que aquello que creía conocer era solo la superficie de un desafío mucho más profundo.

—¿Cuánto tiempo dormí? —inquirió Adeline, la pregunta flotaba en el aire, esperando una respuesta que revelara la dimensión temporal en la que se encontraba.

𝗦𝗧𝗔𝗥𝗦 ☆ 𝐡𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫𝐱𝐡𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora