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14 de enero, 2024

"Lo amo y lo odio al mismo tiempo, tu y yo bebimos el veneno del mismo vino"


Perdonen la demora, ahhhhh, andaba algo mala con mi salud mental y con bloqueo artístico pero aqui estoy de nuevo ♥︎

˖⸙̭❛

Cautela.

Esa era la única palabra que rondaba en su cabeza ante el rumbo que ha tomado su vida, va y viene de un lugar a otro portandose acorde a su título como reina y no deja pasar por alto ningún detalle, ni un solo gesto que la ponga en una terrible situación con su ahora esposo.

Helly es consciente de todo el daño que Sukuna le ha causado de forma intencional, pero en esta era donde su palabra no vale de nada, donde no puede hacer otra cosa si no sucumbir ante el enorme y siniestro poder de Sukuna, sólo puede aceptar la vida que se le ha dado y sacarle provecho al máximo.

Para sobrevivir a la carga mental que esto supone ha distorsionado su propia consciencia, ya no distingue entre lo que es bueno o no para ella, ha perdido la cabeza y ese no es secreto de nadie. Pero, ¿Qué podría hacer Helly? Si se opone a la voluntad de Sukuna se muere, no hay poder más grande que el de Sukuna.

Helly tampoco es una santa, ha llevado a cabo numerosas investigaciones en pos de la ciencia y ha apostado todo por el futuro de la hechicería, guardando con recelo cada uno de sus nuevos descubrimientos por más siniestros que hayan sido los procesos. En ese momento había un desastre en la habitación que Sukuna pidió fuera preparada para su señora y sus experimentos, algo había salido mal al tratar de domesticar una maldición y Helly no quería exorcizarla pues seria un desperdicio deshacerse de tan valioso espécimen pese a que le había costado la vida de tres de sus sirvientes y dos de sus sujetos de prueba.

Sukuna que estaba en la habitación contigua bebiendo Sake, se quedó inmóvil en su sitio unos segundos analizando que sucedía porque había demasiado traqueteo. Le molestaba aquel bullicio, los gritos desesperados de las criadas que indicaban que algo andaba mal. Se puso de pie soltando un bufido, prueba de que no estaba muy contento con el bullicio.

Uraume le miró curioso, un poco tenso al ver en la mirada de Sukuna cierta molestia.

-. ¿Lord Sukuna, sucedió algo que requiera de su atención? - cuestiono un poco preocupado de lo que fuera a pasarle a Helly ahora, aunque Uraume se negaba a aceptarlo ella le caía bien.

Sukuna por su lado mantuvo una mirada inexpresiva, molesto porque su paz fue interrumpida por los gritos.

-. Esa mujer ya volvió a hacer un desastre - fue lo que dijo con fastidio evidente. Fue seguido por su fiel sirviente a la habitación contigua con paso lento pero firme.

Al correr la puerta corrediza y adentrarse entre los tatamis visualizo la figura de su hermosa esposa mortal, sometiendo con su ritual de control gravitacional a la maldición que se negaba a cooperar. Podía ver en los ojos grises de Helly esa chispa de sadismo y arrogancia que tanto le había cautivado, esa naturaleza salvaje e indomable que no se dejaba intimidar por una maldición independientemente de su rango.

-. Reconoce tu lugar - la escucho decir en una mortal amenaza y con una expresión lúgubre en el rostro - me has costado tres de mis valiosas criadas, no creas que te lo dejaré pasar - murmuraba sumamente molesta sin darse cuenta de la presencia de su marido y Uraume a sus espaldas - ¿Con quien crees que estas tratando? No me convertí en reina precisamente por ser piadosa.

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⏰ Última actualización: Jan 14 ⏰

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