En una ciudad dividida y gobernada por distintos bandos y organizaciones criminales Aiko la esposa de un temido y poderoso mafioso se ve envuelta en un amorío con uno de los más poderosos ejecutivos de la organización criminal más grande y poderosa...
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Al escuchar esas palabras salir de la boca del Haitani mayor te sorprendiste pues creíste que la única que se acordaba del otro eras tú.
-- Es bueno saberlo entonces. -- Dijiste con una sonrisa ladina viendo directamente al pelimorado. La misma mirada de aquella noche, la mirada que lograba petrificar al hombre frente a ti como si de la misma medusa se tratara.
De pronto Ran volteo su cabeza en la dirección contraria viendo a alguien más.
-- Todo, que me lleven una botella de whisky a la sala. -- habló dirigiéndose al bartender. -- Ven preciosa vamos a un lugar más privado, aquí hay mucho ruido. -- dijo mientras hacía que lo siguieras a la parte v.i.p del lugar, al llegar a la puerta los dos guardias frente a ella rápidamente se movieron de lugar e hicieron una reverencia diciendo "Bienvenido señor" al unísono.
Al entrar a aquella lujosa sala tú exploraste con la mirada el lugar.
-- ¿Viene muy seguido?, parece que todos aquí lo conocen-- dijiste curiosa mientras tomabas asiento en un sillón de color negro frente a ustedes.
-- Mhh, yo... en realidad soy el dueño. -- decía mientras te miraba directamente a los ojos y volvía formar una sonrisa fogosa en el rostro.
-- Ya veo, me lo imaginé. -- dijiste mintiendo, en realidad no tenías idea de que el lugar era propiedad de bonten, pero lo hiciste sonar tan natural que era cuestionable.
-- Ahh ¿si? me gusta pensar que me imagina. -- dijo Ran haciendo una énfasis en la última palabra y con un tono que lo hacía sonar sexy.
No sabías que decir ni como reaccionar aunque admitias que esa actitud suya te calentaba rápidamente.
Estabas por decir algo cuando tres golpes en la puerta los distrajeron a ambos. Después de un "adelante" por parte del Haitani pudieron ver a un mesero con un whisky, unas copas, algunos hielos y otros acompañantes. Los dejó sobre una mesa frente ustedes y después de una mirada en código de Ran, se retiró, te sorprendió que con solo unas miradas los meseros le entendieran al Haitani.
-- Entonces... ¿Trae aquí a todas las mujeres que le gustan? -- dijiste deduciendo eso por la extraña comunicación con los empleados pues ya sabían perfectamente lo que Ran quería, como si lo hiciera frecuentemente. Siendo un poco indiscreta pues recordemos que estás bajo el efecto de varias botellas.
-- Solo a las más importantes. -- dijo tomando una copa y sirviendo el whisky en esta.
--Entonces, ¿Soy importante? -- dijiste recibiendo la copa que ahora te estaba ofreciendo.
-- Bueno... es la esposa de nuestro socio, merece un trato diferente. -- Dijo mientras tomaba asiento a tu lado haciendo que ambas miradas se cruzaran.
-- Siendo así, no es muy correcto coquetear con la esposa de un socio, señor Haitani. -- Dijiste en un tono nuevamente coqueto pero imponente. Aunque no te encantaba del todo que te había llamado "la esposa de su socio" pues no eras solo eso.
