Las mañanas eran emocionantes, la imágen de su rostro y el saber que lo vería, tan cerca y tan lejos durante todo el día, hacia que el transcurso de las horas no fuese tan exasperante. Porque, él siempre estaba ahí.
Las tardes eran cortas cuando en una mano tenía un café frío y en la otra tocaba su mano, luego eran largas cuando su figura era pixelada. Sin embargo, el estaría ahí.
Las noches eran las más esperadas, cuando la sincronía de sus emociones conectaban entre sí.
¡SUENA TAN EXCELENTE!
Mientras que las madrugadas eran para soñar con su visita de nuevo, tan excepcional. Pero entre todas esas horas de la madrugada, en una en especifico, comenzó a llover en la habitación de Maeve, con el café ardiendo en sus manos, humeante hasta traspasar las gotas caer, perdió el equilibrio de las cuerdas y por sobre todo, se pregunto por cuánto tiempo estaría lloviendo.
Ya que:
Nunca estamos preparados para lo que vendrá luego de ser él alguien más de otra persona.
¿Vivimos desconfiados o, demasiado confiados?
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LO QUE DEJAN LAS GOTAS AL CAER
Teen FictionLa razón de quererlo, fue que nunca hubo una, admiraba su risa o su voz, sus manos o el sabor de su café. Incluso sabiendo eso, nunca existió una razón por la cual lo quería. Su simple presencia iluminaba cada parte de todo en ella, como fuegos a...
