Capítulo 5: Un día bueno.

50 3 2
                                    

Hacía frío. Aquello era indiscutible. Su vestido corto y zapatillas, no ayudaban a contrarrestar el clima espantoso que había.

Si Dan no se presentaba al menos conseguiría la paz de salir de casa. Su madre había vuelto, lo supo cuando llegó de la escuela y sintió el olor a especias en el aire. No quiso entrar a la cocina y saludar. Estaba enojada y cansada de toda aquella situación, además su ropa tenía un olor extraño después de haber estado en la piscina, probablemente aun no la habrían limpiado y toda una mezcla de desagradables olores se sentía desde lejos emanar de ella. Apresuró su paso procurando no hacer ruido al subir las escaleras y se desvió directo a su baño.

Bajó la escaleras con el cabello húmedo y la ropa con la que saldría al encuentro con Dan, aunque por supuesto tenía leggins cubriendo sus piernas. Sus padres jamás la dejarían salir con algo sobre la rodilla sin llevar ninguna clase de prenda que cubriese sus proporcionadas piernas.

Antes de entrar a la cocina dio una profunda inhalación y se obligó a formar una leve sonrisa. Las cosas fueron mejor de lo que esperaba, pues su madre estaba de buen humor, no se permitió el lujo de mostrarse enfadada, herida y mucho menos cansada, escuchó a su madre hablar de cualquier cosa para después hacer lo mismo cuando le preguntó por la escuela, aunque omitió varios detalles como el equipo, su enojo hacia Mad, e incluso omitió mencionar que Mad ahora era su amiga.
Edeline la observó con detenimiento mientras aun hablaba de su cansado trabajo y lo que había hecho, había dejado de escuchar para analizarla, como hacia con todo lo demás. Su madre intentaba interpretar el papel de madre ejemplar puesto que se sentía culpable (aunque eso no significara, necesariamente, arrepentida) por haber iniciado una gran pelea de un insignificante desacuerdo. Edeline no sabía como podía su madre aun sentirse culpable. Siempre era ella quien iniciaba las discusiones, debería de estar acostumbrada. Podía visualizar la escena y a su madre arrojando el vaso que sostenía con dirección a su padre. Era frustrante que intentara lucir indefensa, siempre lo intentaba.
Entonces imaginó a su padre, él era un hombre tan pacífico. Jamás les había levantado la voz y una sola vez les había pegado. Pero para ser sinceros, tanto Elliot como Edeline sabían que merecían aquel castigo, él no había dejado marcas, ni siquiera había perdido el control. Les pegó porque era necesaria la disciplina pero en ningún momento lo hizo con ira.
Erick, su hermano mayor, no había tenido tan buena suerte con su madre a lo largo de su vida. En él si habían dejado marcas que habían tardado días en desaparecer. Su padre jamás había sido tan explosivo y violento.

Observó su alrededor buscando a Dan, pero lo único que vio fue un parque desierto.

-Boo!

Dio un pequeño salto, asustada, y llevó la mano a su pecho. Estaba tan concentrada que a pesar de que fue solamente un susurro puso sus nervios de punta. Giró levemente su cabeza y su mirada conectó con la de él, pronto bajó a sus labios, que estaban curvados en una suave sonrisa. Miró de vuelta a sus ojos que brillaban con alegría. Eran hermosos, intensos y cálidos.

Él rodeó la banca en la que estaba sentada y se puso frente a ella.

-Hola -dijo, y su voz sonó extrañamente en un susurro más tímido de lo que ella se sentía.

-Hola -contestó él sin dejar de observarla, tomando su mano, y tal como el recuerdo estaba en su memoria, él se inclinó hacia ella llevando su mano directo a los labios.

-No te vi hoy en el colegio.

-Es que no fui.

-No fuiste pero me escribiste una nota diciendo que la nube era un perro? Qué eres? Un acosador?

Él rió, aunque ella hablaba en serio, probablemente no lo notó.

-Claro que no, tuve problemas en casa pero me pasé por la escuela después del almuerzo para dejarle al director unos documentos. Cuando estaba por salir te vi con tu amiga la borracha.

Aprendiendo a VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora