capítulo IV: las tías

98 11 21
                                    

Eugene y Lía cada día estaban grandecitos y saludables, en los días en el hospital en lo que Ella esperaba ser dada de alta finalmente pudo llegar Jisoo y conocer a sus “nietobrinos” (término acuñado por Rosé uno de los días que se quedó mirando a los bebés en sus camitas de hospital). Estos primeramente lloraron al ver a una arrugada desconocida, pero luego de unas horas empezaron a calmarse y asociarla como otro familiar más, tomándole algo más de confianza e incluso hasta tocándola en ocasiones (Eugene le jaló de los labios una vez, fue gracioso verla quejándose pidiéndole al niño que la soltara jajajajaja)

Luego de varios exámenes a mi hija y a los niños para valorar su salud finalmente los dieron de alta del hospital una tarde, y entre todos ayudamos a los tres a trasladarse al vehículo y que fueran a casa, Hyunjin junto con Jackson sirvieron de apoyo para Ella en caso se sintiera débil y yo llevé a mis nietos a los asientitos que habían en la parte de atrás del coche.

Y bueno, cada cosa que les narro solo me hace sonar más vieja palabra por palabra (aunque a mis poco más de setenta años no es como que siga siendo una jovencita jeje), pero es que simplemente no puedo creer las cosas nuevas que ocurren en mi vida, recuerdo como si fuera ayer que me despertaba con los llantos de mi hija de apenas unos meses tras la partida de Lisa, y ahora estoy jugando con los hijos de esa pequeña niña que hoy ya es una adulta.

—Abuela, vamos, digan abuela —les hablaba con voz de tonta a ambos, pero solo se limitaban a verme con curiosidad y extrañeza, seguro en sus pequeñas cabezas andaban pensando algo como “¿y esta vieja qué?”.

—Doti, Doti… —hacia lo mismo Rosé intentando que dijeran lo más similar a “Rosie” que pudieran, ¿tal vez debería de hacer lo mismo y decirles “bueda” o algo?

—¿Ese no se ha cagado? —señaló Jisoo a Lía, quien estaba con la cara enrojecida y terminando de pujar.

—Ay, yo creí que tenía pena y nos estaba echando —dijo Rosé luego de dar un respiro y oler feo el ambiente.

Sobre lo de que alguno de estos críos tenga siquiera conocimiento de lo que es la pena no lo creo, el gen Manoban no lo conoce.

—Dámelo, iré a cambiarla —sentenció Jisoo acercándose con algo de dificultad.

—No, ¿no ves que andas cansada? Iré yo a hacerlo, tú siéntate —atajó Rosé cargando en brazos a Lía y llevándola a la habitación.

Últimamente Jisoo andaba bastante cansada todo el rato, lo que sería algo por lo que hubiera temido de no ser porque tuvo una vida muy difícil resolviendo los casos relacionados con el accidente donde Lisa y muchos otros fueron asesinados en aquel atentado, durmiendo muy pocas horas al día echándole empeño a los casos, normal que ahora que ya está jubilada su cuerpo le exija descansar lo que no descansó por años.

Y solo por si se lo preguntaban, a día de hoy todas las víctimas del 11 de septiembre tuvieron justicia gracias a Jisoo, y de hecho esta tiene su famita por sus actos (la pared de su casa está llena de reconocimientos otorgados, creo que de ellas cuelgan más títulos que pintura).

¿Aunque saben? Creo que de verdad nos empezamos a preocupar por ella un día donde todas fuimos al parque junto con los niños (en aquel entonces cumplidos unos cuatro o cinco meses) y Ella. Mi hija los paseaba en la carriola por los caminos del sitio mientras nosotras caminábamos cerca, y en algún momento interceptamos en algún momento, y los niños quedaron viendo a Jisoo mientras daban una pequeña sonrisa.

Jisoo se llevó la mano al pecho y pronunció un “los quiero” enternecida por ello. Bueno, ¿y qué tiene de malo esto? Sencillo: no se quitó la mano del pecho, más bien parecía que comenzó a apretarlo no con ternura de sentir su corazón latir fuertemente por esos pequeños, sino más bien… ¿porque comenzó a fallar? Además tampoco es que pensara otra cosa si también comenzó a respirar algo más acelerada y, sin conseguirlo, intentar ocultarnos que quería arrugar la cara por alguna incomodidad.

Aquellos ojos esmeralda - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora