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AHORA
El mensaje de Sersi puso una sonrisa en el rostro de Khao, lo primero que vio cuando despertó. Era una imagen tomada de un cartel electrónico en Londres, donde vivía actualmente. Un museo estaba abriendo una exposición, y el objeto estrella era la daga dorada que ella había creado en su primer día en la Tierra. Lo llamaban un artefacto que dio forma a la historia de la humanidad.
Khaos, por supuesto, podría haberle informado a la niña que por primera vez en cientos de años, Ikaris estaba en camino a verla. ¿Pero dónde estaba la diversión en eso?
De los muchos, muchos años de la Tierra, los Eternos se habían dispersado y tomado caminos separados. Se realizarían visitas ocasionales cada cien años entre los que estaban más cerca. Con todos los Deviants desaparecidos y con la orden de regresar a Olimpia, no tenían nada que hacer más que dispersarse.
Los únicos dos que permanecieron uno al lado del otro en todo ese tiempo fueron Ikaris y Khaos. Los hermanos sólo se separaron durante unos pocos años seguidos; el período de separación más largo fue en la década de 1970. Le tomó cinco años volver a hablar con él después de que él le dijera que la música de ABBA no era tan buena.
Pero dejando de lado el cuestionable gusto musical de Ikaris, los hermanos eran inseparables. Ikaris evitó que Khaos, bueno, causara caos, nunca había comprendido del todo la orden de "no interferir". Y Khaos evitó que le creciera un chip permanente en el hombro de su hermano. Dios no permita que realmente disfrute su tiempo en la Tierra.
Ikaris se había escapado una semana antes, murmurando algo sobre, bueno, Khaos no había estado prestando atención a su razón. En su defensa, no debería haber intentado explicar su abrupta partida por teléfono mientras intentaba beber más que un apoyador de los New York Giants. Pero enviaba actualizaciones periódicas por mensaje de texto a Khaos, la última de las cuales explicaba sus planes de detenerse y ver a Sersi y Sprite.
Los hermanos habían residido en Nueva York durante los últimos años. En una ciudad tan vasta, nadie te conocía lo suficiente como para saber que no envejecías. Con sus espectáculos de Broadway y una tienda de bagels en cada esquina y una vida nocturna que nunca paraba, Khaos prosperó allí.
Pasaba la mayoría de las noches despierta, deambulando por la ciudad, divirtiéndose y viviendo entre los humanos de una manera que Ajak nunca había permitido. Ella dormía durante el día y su hermano tenía un suministro interminable de chistes sobre globos terráqueos y sobre vampiros en su arsenal.
El Eterno prácticamente podría dormir en cualquier cosa, pero no en un terremoto que sacudió al mundo entero.
A Khaos no le había gustado que la despertara después de sólo una hora de dormir por el temblor de todo su apartamento. Tan rápido como pudo, se movió debajo del marco de una puerta y observó cómo caían trozos de techo y chucherías acumuladas a lo largo de los años resonaban en los estantes. Y luego, un minuto después, el terremoto cesó.
