8 | Cult

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Nadie, ni siquiera un maldito Celestial, va a quitarme mis recuerdos de ti, incluso si ya te he perdido.

Nadie, ni siquiera un maldito Celestial, va a quitarme mis recuerdos de ti, incluso si ya te he perdido

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AHORA

Resulta que caminar por el Amazonas con heridas aún cicatrizando no es la cosa más cómoda del mundo. Entonces, mientras los poderosos, poderosos y feroces Eternos caminaban por la jungla, Khaos estaba colgando de la espalda de su hermano. Después de veinte minutos de silenciosas muecas de dolor y jadeos de dolor, pero negándose a realmente quejarse, Ikaris le dijo que aceptara el viaje a cuestas para que no tuvieran que escucharla más.

El lindo momento entre hermanos fue el contenido perfecto para el documental de Kingo, quien llenó la larga caminata con preguntas indiscretas e historias que se incluirían.

–Cincuenta dólares a que Khaos lo besa cuando lleguemos allí–, dijo Gilgamesh, ganándose una mirada fulminante de Khaos.

–¡De ninguna manera!– Exclamó Kingo, haciendo una mueca. –Druig es solo lo peor. Puede hacerlo mejor. Quiero decir, tiene a Sam Wilson y Thor, pero ¿elige a Druig? El chico es un palo con un mal corte de pelo.

A Khaos le gustaba su cabello, pero ella no lo dijo en voz alta, sabiendo que provocaría burlas.

–En todo caso, ella lo va a apuñalar– murmuró Sprite, haciendo reír a los demás.

Khaos sintió el pecho de su hermano retumbar con una risa, por lo que le pellizcó el brazo. Él giró la cabeza para sonreírle con picardía. –Todos hemos querido apuñalarlo en algún momento. Respira hondo, eso siempre me ayuda a no matarlo.

–Ella no va a apuñalarlo–, dijo Sersi, poniendo los ojos en blanco y sonriendo.

–Debería–, dijo Thena, sonriendo. –O lo haré por ella.

Continuaron a través del Amazonas con demasiados comentarios sobre Druig de los que Khaos preferiría. Pero en realidad, estaban tratando de calmar sus nervios por volver a verlo. Ella apreció el sentimiento y los chistes la ayudaron a distraerse. Pero también la distrajo de descubrir qué diablos le diría.

Cuando llegaron a las afueras de la pequeña aldea, Ikaris puso a Khaos en pie. Asintiendo, se adelantó al grupo y comenzaron a buscar a Druig mientras estudiaban la pequeña y rústica comunidad.

–Que bonito está aquí, señor–, dijo Karun, mirando a toda la gente pacífica que trabajaba en armonía.

–Son apariencias–, dijo Kingo. Sabían mejor que nadie lo estúpidas que eran estas personas. –Si no conoces no temes.

–¿Comenzó una secta?– Susurró Khaos, levantando una ceja. La cámara de Karun estaba sobre ella. –Esto parece un maldito culto. ¿Tienen siquiera electricidad? ¿Duchas?

–Qué primitivo–, coincidió Kingo. En cuanto a inventos, las duchas, el aire acondicionado y las cafeteras eran sus favoritos. –En serio, una llamada a Phastos y él podría arreglar todo este lugar.

False god | Druig - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora