• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •Para comenzar con esta historia tenemos que remontarnos en el mundo de los cielos al que muy pocos humanos, por no decir ninguno, tenemos acceso. No he tenido el propio placer de visitar el Olimpo, pero daré una breve descripción en base a lo que escuché de él.
Era una cálida mañana del séptimo mes. Los pájaros volaban libres guiados por suaves ventiscas, los bosques brotaban en deliciosos colores con sus hojas nacientes, y las nubes blancas como algodón se acurrucaban juntas formando un ligero manto en el cielo.
Era un día, así mismo, animado en el Olimpo, siempre tan cálido y festivo durante todo el año. Pronto se celebraría la gran fiesta de primavera, una de las muchas en las que los jóvenes dioses se reunían para festejar con entusiasmo, como si no tuvieran ya otras quinientas fiestas al año, la llegada de la estación. Cada ocasión era una excusa para celebrar, beber y besar. Esa era la vida privilegiada de un dios, donde la única preocupación era organizar una fiesta que superara a la anterior.
No quiero que se me malinterprete, los dioses también tienen responsabilidades. Aunque su horario de trabajo es bastante flexible a comparación de nosotros los mortales, con unas exhaustivas veinticuatro horas al año. Controlar el mar, brindar una buena cosecha a los pueblerinos y gobernar sobre los dioses no eran trabajos que se hacían solos, cada dios debía cumplir con un rol como en cualquier sociedad. Los que estaban más arriba del cargo eran los que menos trabajan y los dioses de rango más bajo, como Ágape, solían trabajar un poco más.
Había sido un largo día para ella, así que fue a descansar a una cama de nubes cerca a la biblioteca de Atenea, un lugar tranquilo y fresco en donde nadie suele acudir a menos que quisiera tomar un libro. A lo lejos se podía ver el movimiento de los trabajadores para armar la famosa fiesta de verano, que poco a poco tomaba la forma de una campaña blanca gigantesca adornada con lazos dorados y flores. De pronto, Ágape comprobó que dos figuras se acercaban hacía ella. Eran Calisto y Eonara. El primero hijo de Selene, la diosa de la luna, y Endimión, un hermoso mortal amado por Selene. La otra era hija de Eos, la diosa del amanecer, y Astraeus, un titán asociado con las estrellas.
—¿Por qué tan sola? —preguntó Calisto.
Ágape se incorporó sobre su almohadón de nube.
—Mucho trabajo, ya sabes. Lo de siempre. ¿Ustedes? ¿Qué son esas cajas sobre sus manos?
Calisto y Eonara miraron sus cajas y luego a ellos mismos.
—Nos han pedido que apoyemos con los preparativos para la fiesta de la primavera. Pensaba que también te habían dado trabajo que hacer. Pero, claro, eso sería muy cruel de su parte, con lo mucho que trabajas... ¿No quieres acompañarnos a ver el lugar?
Negó con la cabeza.
—¿Tampoco vendrás a esta fiesta? —preguntó Eonara con su dulce voz.
—No lo creo.
—¿Por qué? Tal vez deberías relajarte un poco, Ágape. Siempre te vemos muy atareada y me parece injusto que no disfrutes con nosotros sin preocuparte por el resto. —Eonara dejó su caja sobre su cama y se sentó junto a ella.— ¿Quieres que hablemos con Afrodita? Podemos decirle que busque a alguien en tu reemplazo. Solo por ésta noche.
—Estoy bien, Eon. No me interesa celebrar. Quiero hacer mi trabajo.
—Pero Ágape, ¡te perderás la fiesta de verano!
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Cupido quiere enamorarse
Romance💘 [ 𝒪𝓇𝒾𝑔𝒾𝓃𝒶𝓁 ] 💘 Ágape es la nueva cupido del Olimpo. Nadie sabe qué pasó con el original, pero eso no le importa porque adora crear historias de amor con sus flechas. El único problema es que ella no puede enamorarse: las flechas no surge...