15. 𝐸𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑚𝑎́.

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Los días fueron pasando convirtiéndose en semanas, largas semanas en las cuales disfrutaba de los días miércoles y los fines de semana que me juntaba con David.

Ya no nos juntamos en el hotel si no que vamos directo a su casa la cual es hermosa, los fines de semana me lo paso tan bien que los lunes no me voy a mi casa si no que David me va a dejar al instituto, mis padres creen que estoy donde Nati y la verdad no sé esmeran mucho por verificar esto, ambos están bastante ocupados como para estar pendientes de cada paso que doy, así que se confían bastante de mi.

Últimamente mi vida iba dentro de todo tranquila, por lo que los días viernes antes de irme, salía antes de casa unos quince minutos y me quedaba cerca de casa donde por azares del destino el señor Figueroa siempre llegaba puntual.

Este viernes decidí jugarle una mala pasada a mi madre asiendo a creer que ya me había ido y en cuanto llegó el señor Figueroa y ella le abrió la puerta yo aparezco desde el patio hablándole.

—Mami... Estaba buscando unas playeras para llevar donde Nati y no las encuentro.

Mi madre se dio la vuelta asustada e incómoda, el señor Figueroa se le alumbró el rostro al verme, me miro de pies a cabeza sonriendo complaciente.

—Hija... Creí que te habías ido...

—No, es que quiero esas, creía haberlas lavado.

—Si lo hiciste, al doblarlas anoche me las lleve a mi habitación, voy por ellas.

Camino a la habitación dejándome a solas con el hombre, el cual entro a la casa y se fue acercando de a poco.

—¿Va de salida señorita camila?.

—Si, voy donde una amiga, ¿aún siguen con lo del proyecto?, a durado más de lo normal...

—Si, es un trabajo largo, ojalá toparnos más seguido, es usted muy agradable jovencita.

—Usted también señor Figueroa, ojalá un día estos pueda contarme de su vida, a de ser muy interesante, así aprendo de usted y me conservo así de bien.

—¿Usted cree que estoy bien conservado?.

—Umm... Claro que si, se ve bastante fuerte para su edad... se ve que es muy hábil.— le dije de forma bajita casi ronroneando viendo su cuerpo sin descaro, nuestros cuerpos cada vez más cerca.

—Usted es muy bella mi niña, de seguro se va a volver una mujer muy guapa cuando sea madura.

—¿Solo le paresco bella?, ¿No estoy guapa?.

—Claro que esta guapa...—su mano rodeo mi cadera hacercando su rostro a mi.— tiene un cuerpo divino...

Le mire desde abajo, alzando mi rostro para mirarle con los engatusados dándole a entender que el interés y doble sentido era mutuo, a punto de comerle la boca, su mano se coló por mi mejilla sujetando mi nuca, me puse de puntitas dándole un beso cortito seguido de otro y otro, escuche a mi madre por el pasillo haciendo que nos separemos una cantidad de espacio considerable.

—Aqui están.— me dijo pasándome las playeras con total tranquilidad.— ¿Hablaban?.

—Si, nos poníamos de acuerdo para que algun día pueda contarle de mi experiencia en la milicia.— le contesto neutro. Extrañamente no se veía ningún tipo de tensión.

—Bueno muchas gracias mamá por las playeras y gracias a usted por su disposición señor Figueroa ojalá poder algún día escuchar de su experiencia,  ya me voy, mami le das mis saludos a papá en la tarde.

Dije lo último casi como sisaña dando a recordar que por la tarde llegaría mi padre, le dio un beso a mi madre en su mejilla y de paso también al señor Figueroa dándole a mostrar mi confianza.

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⏰ Última actualización: Aug 05 ⏰

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𝑅𝑒𝑙𝑎𝑡𝑜𝑠 𝐸𝑟𝑜́𝑡𝑖𝑐𝑜𝑠♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora