Capítulo 41.

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26 de Abril del 2026.

Sábado.

04:23 a.m.

Beverly Hills.

The Beverly Hills Hotel.

Lilith Brown.

-¿Enserió tienen que llamar tanto la atención?.- hice un mueca al ver el hotel que vale un millón por noche.

-Sabes que lo suyo es llamar la atención.- rió Hércules. Bajándose del auto para dirigirse a la entrada del hotel conmigo detrás de él.

Al entrar pudimos ver el lugar completamente lleno de gente de lujo, miré a los lados para ver si encontraba a mis chicos. -Deben estar en la habitación que nos dijeron.- hice una mueca al no verlos a simple vista.

-Vamos con la recepcionista. Necesitamos la tarjeta para entrar a la habitación.- Hércules caminó hacia la recepcionista. Me acerqué a él y pude ver como la sonrisa de la recepcionista se borraba al verme al lado de Hércules.

-Necesitamos una tarjeta para la habitación 305. Nos están esperando.- mencioné agarrando el brazo de mi hermano después de darle una sonrisa completamente falsa a la recepcionista.

-Sus nombres, por favor.- sonrió mientras tecleaba en su computadora.

-Alessandra Stevens y Leonardo Rossi.- hablé antes de que mi hermano lo hiciera. Recibí una mirada confundida de él antes de que le apretara levemente el brazo dos veces para que me siga la corriente. 

Ella sonrió y nos dió la tarjeta de la habitación 305 donde mis chicos esperaban. -Bienvenidos.-

Agarré la tarjeta con una sonrisa y me dirigí al ascensor con Hércules al lado mío, marqué el piso número 16. -¿Por qué el nombre falso?.- preguntó Hércules confundido. 

-Por qué lo necesitas aquí, a menos que quieras una bala en la cabeza.- sonreí.

Llegamos al piso número 16 y caminamos hacia la habitación 305. Pasé la tarjeta por la cerradura de la puerta y la abrí, al entrar pude ver a todos ahí. 

-Mi reina...-susurró desde un sillón apartado de todos.

-¡Christopher!.- sonreí alegremente y corrí a abrazarlo. Le dí besos por toda la cara, al igual como hacía de niña con ellos, él rió por las cosquillas de mis besos mientras me abrazaba fuertemente.

-¿Cómo has estado, enana?.- escuché la voz de Nathaniel, el hermano de Chris, detrás mío. Volteé a verlo con una sonrisa y me levanté del regazo de Christopher para lanzarme a los brazos de él. Lo abracé fuertemente y le dí besos cortos en el cuello, cosa que provocó varias risas del mayor ya que le daba cosquillas.

-Parece que la princesa nos extrañó mucho.- se burló un voz desde el balcón. 

-¡Nicholas!.- sonreí con entusiasmo al verlo acercarse a mi para robarme de los brazos de Nathaniel y cargarme con facilidad pasando sus brazos por debajo de mi trasero mientras repartía besos por toda mi cara mientras sonreía con alegría. Seguía oliendo igual que siempre, a cigarrillos y colonia.

-Te extrañamos mucho, cariño.- pude escuchar la voz de Henry desde el pasillo que llevaba a la cocina. Vestía con su típica ropa de marca, lujosa y carísima, algo que lo caracterizaba. Él es como una máquina para crear dinero, es increíblemente bueno en lo que respecta el dinero.

-Henry.- sonreí y hice que Nicholas me bajara, a pesar de quejarse, y caminé hacia él para abrazarlo mientras él repartía besos en mi cabeza con cariño.

-Te tengo un pequeño regalo.-susurró en mi oído y dejó un beso corto en mi mejilla.

-Cuando él dice que es ''pequeño'', se refiere a que es enorme. Especialmente si se trata de ti.- rió Leopold desde el baño. Salió con una toalla en la cintura solamente cubriendo lo necesario, dejando ver su pecho húmedo por el baño que se acababa de dar y dejando que gotas de su cabello mojado cayeran sobre él.

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