El sireno Francia// Hetalia

La fiesta

Encontré una foto de Polonia sireno *-*

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A la mañana siguiente, Francis se levantó como en las propagandas de analgésicos, con toda la polenta. Hoy habrá una fiesta y Arthur quiere que vaya con el aunque se conocen hace un día. Realmente no tenía idea de quien era la fiesta o que es lo que celebraban pero no importaba, seguro que estaría genial.

Al levantarse de la cama, Auch... Esos cuchillos seguían ahí. Intentó ignorarlos y se duchó lo más rápido que pudo cambiando se a unas mudas que le habían dejado la noche anterior, luego se vestiría bien.

Bajó a desayunar, nunca había visto tanta comida, seguro que se iba a afanar unos panes. Todavía no había despertado su anfitrión al parecer ya que su silla se encontraba vacía, así que aprovecho a comer antes de que viniera y pensara que era tremendo muerto de hambre.

Finalmente terminó su desayuno pero Arthur seguía sin aparecer. Intentó preguntarle a una mucama que pasaba por ahí si sabía donde estaba pero olvidó su pizarra mágica en el cuarto. Perfecto. Decidió retirarse al mismo y seguir preparándose, aún debía ponerse la mermelada de durazno en el pelo.

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La tarde llegó y la fiesta estaba a sólo un ratito de empezar, Francia estaba muy emocionado por dar una buena impresión a los conocidos del inglés. Hablando de él, ¿dónde estaba? Con ayuda de su pizarra pudo lograr preguntarle a una de las chicas.

-Oh! El príncipe estará preparándose, tuvo mucho trabajo anoche y seguro que se retrasó por ello.

El francés suspiro y se sentó pesadamente en una silla, le daba algo de pena que tuviese que hacer todo eso.

-Lamento haberte hecho esperar...- dijo Arthur apareciendo desde un cuarto al otro lado de la sala ya preparado.

Partieron a la reunión a los pocos minutos. Arthur admiraba desde la ventana de la carroza el paisaje, distante de lo que pasaba y a su vez parecía... ¿Triste? ¿Preocupado?

-Creo que debo decirte algo...- le dijo al más grande gravemente haciendo que este se asustara. -Me gustas bastante, aunque sólo te conozco de hace poco...

En su pizarra se leía "Yo siento lo mismo"

-Pero- prosiguió el príncipe- Tu eres... Mi segunda opción, lo lamento. - Hizo una breve pausa en la que respiró hondo antes de seguir- Está esta persona que me salvó el día de mi cumpleaños mientras yo me estaba ahogando y de quien me enamore a primera vista, por desgracia es un monje, pero me quedare contigo...-

Casi rompe a llorar el sireno al escuchar esas palabras, ¡El fue quien lo salvo! ¡El fue quien nado entre los escombros para ayudarle a vivir! ¡El fue quien no pudo comer torta de cumpleaños en la noche por estar castigado! Intentó contener las lágrimas para que al llegar a la fiesta no tuviese la cara de haber tenido una pelea con Tyson antes de ir.

La carroza se detuvo frente un castillo que muy bien no se notaba el color ya que era algo tarde, de puertas altas y un hermoso jardín, sin dudas el interior sería genial.

-Bien, esta fiesta es de un Rey amigo de mi padre, hace fiestas muy elegantes y según me contaron hoy habrá un invitado importante.- le dijo el príncipe ofreciéndole el brazo.

Una música extraña se podía escuchar desde dentro pero seguro que era algo que le gustaba a la gente de plata. Al entrar....

-Esta noche los cumbieros levanten los brazo'! Los Wachiturros tienen un paso!- un tipo de pelo oscuro y corté taza estaba perreando arriba de una mesa y los demás bailaban animadamente entre ellos. El francés quedo con la mandíbula en el piso mientras que pensaba "Kisawea?!"