CAPITULO 2

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Milán, Italia

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Milán, Italia.

Pov Any.

El amanecer tiñe el cielo de tonos cálidos a través de los árboles del espacioso jardín. El aroma tentador del café recién preparado se mezcla con el suave murmullo de los pájaros de fondo. Mientras  saboreo el primer bocado de mi desayuno, un escalofrío repentino recorre mi espalda, como si presintiera que algo inesperado está por ocurrir.

Anoche no pude dormir bien pensando en la situación, debo encontrar una solución antes de que el problema se haga más grande y se nos salga de las manos. Algo que no podemos permitirnos.

Estaba sumergida en mis pensamientos cuando en ese preciso instante, el teléfono irrumpe en la tranquilidad matutina con un tono urgente.  Veo que es Eliza asi que contesto.

Buongiorno doc— saludo.

Buongiorno jefa, ¿Cómo amaneció?— me pregunta devolviéndome el saludo. 

—Muy bien gracias, ¿Y usted?— escucho como suspira antes de responder.

—Pues estoy bien, dentro de lo que cabe. Acabo de salir del hospital.

—Me imagino que me llamo para decirme cómo amaneció la paciente— intuyo. 

—Así es— me confirma.

—La escucho. Soy todo oídos— me acomodo en la silla.

—Estamos viendo avances significativos en su recuperación. Aunque aún no hemos encontrado el tratamiento completo, parece estar respondiendo de manera sorprendente al que le hemos aplicado. Es alentador ver cómo está asimilando el tratamiento y mostrando signos de mejoría. Estamos optimistas, pero debemos seguir vigilando de cerca su evolución— termina de explicar. 

Sonrió. Son justamente las noticias que quería saber. Esas son buenas señales, si la chica se recupera sin problemas será una gran fuente de información. 

—¿De verdad? Eso es... ¡Maravilloso!— balbuceo.

Eliza continua informándome sobre los detalles del progreso de la paciente y mencionando que Iker ha estado vigilando discretamente, siguiendo mis instrucciones al pie de la letra.

—Perfecto. La dejo para que descanse, quedo atenta— cuelgo el teléfono y, por un momento, me permito cerrar los ojos y saborear la dulzura de esta buena noticia. 

La imagen de la paciente recuperándose, se vuelve más nítida en mi mente. Me acomodo en la mesa y termino mi desayuno. Se que aún queda camino por recorrer, pero la mejoría de la paciente me ha renovado el ánimo. La angustia que me atormentaba comenzó a disiparse.

 La angustia que me atormentaba comenzó a disiparse

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La Hermandad De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora