Drown in Sulphur - BlackWind

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A silent land is now the only melody which can be heard

A silence broken only by the screams of those that are not strong

The weight of the hand of fear is crushing lives and cracking knees

The sinless men are shivering in front of this

A silent land is now the only melody which can be heard

A silence broken only by the screams of those that are not strong

The sinless men are shivering in front of this. 

The leaves of death, carried by the black wind

El domingo Michael y Amanda se la habían pasado juntos platicando de lo sucedido donde la chica estaba una y otra vez pidiéndole disculpas por cómo ella sentía que le había fallado.

Michael por su parte le decía que no se preocupara por ello que no le había fallado y que aún no habían sido nada, bueno no eran nada aún oficial, pero él se entendía.

Eso no lo hacía exento de cómo se sentía, confundido, enojado, triste, de cierta manera entendía el predicamento, también en el que estaba Amanda en esos momentos, y lo que pasaba es que ella se volvía su prioridad de hacerla sentir bien, el aguantaba lo que pasaba, un error no define a una persona, ese siempre fue su pensamiento.

Estaban en la sala de la casa del chico, viendo una película, la de "Mi Boda Griega" que era una de las favoritas de la jugadora de Vóley bol y se estaban divirtiendo mucho con la misma.

—Esta película la puedo ver miles de veces, ¡me fascina! —sonreía Amanda.

—Lo sé mi niña, a mí también me gusta mucho —le respondía el baterista.

En ese momento se escuchaba que entraban a la casa, ellos estaban en el sofá de la sala, y veían que era Lily, la hermana de Michael que tenía aproximadamente quince años, iba con una de sus amigas de la preparatoria.

—¡Hola Lily! —decía Michael.

—Michael, hola hermanito.

Se había levantado el chico para saludarla y se abrazaban, siendo un gran contrasta ya que Michael medía aproximadamente un metro con noventa y tres centímetros, era el más alto de todos sus amigos y su hermana era un poco chaparrita, llegándole al pecho.

La chica veía después a Amanda y sonreía.

—Hola Amanda, ¿Cómo estás? —la saludaba.

—Lily, buenas tardes, todo bien, ¿tú qué tal? —respondía la estudiante de arquitectura.

—Excelente, vamos a hacer una tarea mi amiga Marla y yo —apuntaba a la chica de cabello rubio y ojos café claros.

—Genial, échenle muchas ganas —sonreía la chica de ojos negros.

Con ello se despedían, pero Amanda notaba cómo la amiga de Lily se le quedaba viendo a Michael.

Y sentía algo que jamás en toda su vida le había pasado, tenía celos.

Michael la jalaba hacia el sillón donde le ponía play a la película y la pegaba a ella a su pecho donde se acurrucaba, hundiéndose en su aroma, que era uno de sus favoritos en todo el mundo, esa esencia masculina de la loción Aqua Di Gio.

Las Notas del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora