[𝗦𝗲𝗯𝗮𝘀𝘁𝗶𝗮𝗻]

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No eras una persona muy sociable, por eso decidiste irte de la ciudad para asentarte en Pueblo Pelícano, aquí el único amigo que tenías era Sebastian, él te daba la tranquilidad (y los cigarros) que buscabas, el resto eran solo conocidos que te agradaban.

No había noche que no fueras a fumar con Sebastian, desde que descubriste que no eras la única que no estaba preocupada por sus pulmones no dejabas de visitarlo. Aún recuerdas esa noche de insomnio en la que lo viste fumar junto al lago, te le acercaste sin decir nada, le pediste un cigarro y te lo dio sin preguntar ¿Quién diría que se haría tu nueva costumbre?

Como siempre, volviste a casa después de un largo día de trabajo, hoy había llovido un montón, así que fuiste a pescar, dicen que la pesca es muy buena los días lluviosos. Revisaste el refrigerador en busca de algo para comer, solo tenías un trozo de queso que habías hecho ayer, lo dejaste sobre el mesón para que no estuviera tan frio, fuiste a tu habitación a cambiarte de ropa, ya que la que traías estaba empapada, casi parecía que te habías caído al mar durante la tormenta.

Te empezaste a quitar la ropa y la dejaste sobre el suelo, desnuda te dirigiste a una cajonera para ponerte algo seco, realmente no tenías muchas cosas para usar, un par de pantalones y camisas para la granja, no estabas realmente interesante en verte glamorosa para arar la tierra. Volviste a la cocina a comer un trozo de queso, querías salir a ver a Sebastian, pero la lluvia no parecía cesar y no tenías un paraguas. Estuviste un rato planteándote la idea de salir o no salir, Seby podía no estar fumando, te ibas a mojar por las puras, podías resfriarte, eran más los contras que los pros, pero ver a Sebastian era suficiente, te decidiste a salir de todos modos.

Sobre la chimenea habías dejado una lágrima helada para regalarle un día de estos, sabías que eran de sus favoritas, así que antes de irte la guardaste en tu bolsillo, abriste la puerta y el viento se encargó de cerrarla sola. Aún llovía fuerte y no tenías como resolver el problema del paraguas, pero no importaba, podías con todo; no había nadie en las calles, ni siquiera animales, seguramente estaban todos escondidos y la gente en sus casas, seguiste caminando hasta llegar al centro cívico aún en ruinas, durante los últimos días te habías animado a repararlo y estabas dando tu 100%. Llegaste a la casa de Sebastian y lo viste sentado a lo lejos, te acercaste lo suficiente como para que te escuchara.

-Hey.

Sebastian se dio vuelta.

-Hola (T/N), no pensaba verte aquí.

-Sí, yo tampoco pensé en verte por aquí-Dijiste mientras seguías caminando hacia él.

-Entonces ¿A qué viniste?

-No lo sé, a probar suerte, supongo-Te sentaste junto a él.

-¿A fumar?

-Sí, eso creo.

-Pues mala suerte.

-¿No estás fumando?

-No, se mojó la cajetilla.

-Pues parece que el de la mala suerte eres tú, no yo.

-Muy graciosa, de todos modos tengo más en mi habitación.

-No hay caso, fumar con esta lluvia es imposible.

-Sí, tienes razón ¿Qué hiciste hoy?

-Nada, fui a pescar.

-¿A pescar un resfriado?

-Idiota.

-Que amable.

Hubo un largo silencio, solo eran ustedes dos sentados en el pasto bajo la lluvia, no había más que pedir. La ropa de ambos estaba empezando a empaparse, recordaste que tenías la lágrima en tu bolsillo.

Stardew Valley [One shots NSFW +18] En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora