Capítulo cinco

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Jeongin se sienta en la cama, sobando su panza con una sonrisa satisfecha.

Esta vez Bangchan le había traído más comida y ¡Oh, sorpresa! El vaso ahora si estaba totalmente lleno de agua. Aunque sus días han estado totalmente tranquilos como ya es usual, se siente más aburrido de lo normal. Sus pies y manos ya no están amarrados y aunque se alegra, antes por lo menos se distraía intentado desamarrarse.

No había visto a Hyunjin desde aquella vez que tuvieron sexo. Y de eso ya hacía una semana, un poco más, un poco menos. Jeongin no sabía en qué día vivía, además de que rara vez sabía si era de día o de noche, pues su pequeña jaula no tenía ventanas y mucho menos un reloj o, si acaso; un calendario.

Aunque sonase bastante tonto viniendo de él, de un policía, le hubiera gustado aprender a librarse de esos agarres sin necesidad de un pasador para abrir las esposas o algo parecido.

Aun no olvida lo estúpido que se sintió cuando no pudo liberarse de los amarres que lo mantenían postrado en la cama, aunque había liberado sus pies, no sabía cómo hacer que sus manos estuvieran libres y eso, viniendo de un policía, era estúpido. Más que eso, incluso.

Le dolía el orgullo y por esa razón él ya no se consideraba un policía. Incluso ya se imaginaba su vida como un abogado, hasta ganaría más.

Miró sus muñecas con atención, no sabía que había pasado con sus esposas, seguramente se había quedado en el otro "escondite" de Hyunjin. Tal vez esa era la razón por la que después sólo sus pies eran los que estaban amarrados. Pensó que, para ser un secuestro, no lo parecía para nada. Para empezar con el comportamiento de Hyunjin. No le había hecho nada, no le había golpeado, no lo había violado... Tampoco estaba vendiendo su cuerpo.

Entonces, ¿Para qué lo secuestro?

Habían tenido sexo sólo una vez, y los demás sólo eran roces, así que no contaban como sexo. Entonces Hyunjin tampoco lo quería para auto complacerse, tampoco lo había asesinado como la policía decía que hacía. Frunció el ceño, ¿Qué hacía Hyunjin exactamente?

—¿En qué piensas?

Brincó del susto al escuchar una nueva voz, alzó la vista para encontrarse con los ojos curiosos de Hyunjin. Su ceño estaba levemente fruncido y sus brazos estaban cruzados en su pecho. Jeongin negó con la cabeza y suspiró, sabiendo que no había manera de que él mintiese, muchas personas le habían dicho que él no sabía mentir así que era mejor que no lo intentara.

—Sinceramente me siento estúpido. —Jeongin habló, ganándose toda la atención de Hyunjin. —Se supone que soy policía, pero no pude escapar de ti la primera vez, en realidad yo no abrí la esposas, así que correr hacía la salida se veía sencillo, sin embargo, ni siquiera así logre escapar.

Su secuestrador se queda en silencio, escuchando con atención sus palabras. Jeongin frunce aun más el ceño y ladea la cabeza.

—Incluso ahora que no estoy amarrado a nada, sé que será imposible que yo escape. Eso es un golpe a mi orgullo como policía, ni siquiera sé cómo es que me convertí en uno.

—Ellos quería tu culo, por eso. —Hyunjin habló, caminando hasta un mueble, dónde sacó cinta adhesiva color gris.

—¿Eh?

—Si... tus jefes, esos jodidos asquerosos te ascendieron porque era lo que deseaban o desean, como sea. Ellos pensaban cobrarse subirte a un rango más alto con sexo, ya sabes, follándote.

Hyunjin se sentó en la cama y miró con atención a Jeongin, esperando alguna reacción dramática. Sin embargo, su víctima sólo bufo y refunfuñó algunas palabras inentendibles, su rostro empezó a bañarse de un bonito color rojo por el coraje, sonrió y buscó el inició de la cinta.

𝗸𝗶𝗱𝗻𝗮𝗽𝗽𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora