Capítulo dos

99 10 2
                                    

Hyunjin cambia de canal repetidas veces sin encontrar algo entretenido que ver. Deja caer el control remoto en el sofá y saca el cigarro de su boca para después expulsar el humo, su celular empieza a vibrar en la mesita que hay en el centro y, con un bufido, recibe la llamada.

— ¿Qué? —pregunta con tono molesto.

— Ahg, necesitas un buen polvo, Hyunjin. —le contestan del otro lado de la línea. —Tu mal humor pone de mal humor a todo mundo. Ahora me siento molesto.

—Vete a la mierda, Bang. —se lleva el cigarro una vez más a la boca e inhala el humo para después expulsarlo por su nariz. —¿Qué quieres? Realmente estoy ocupado.

No me digas, ocupado viendo televisión, ¿no? Bueno, seré breve para dejarte hacer tus obligaciones. —dice con cierta burla y después suspira. —Esto ya es en serio, ya saben dónde te escondes, así que tienes aproximadamente... hm... una hora para pirarte de ahí antes de que una bola de policías rodeé tu querida guarida, jodido amargado.

Hyunjin apaga con tranquilidad la televisión, deja caer el cigarro al piso, pisándolo para apagarlo por completo y camina hasta donde él duerme. En realidad, no tiene mucho que llevarse debido a que siempre está en diferentes lugares, pero hay ciertas cosas que debe asegurarse de cargar consigo.

—Maldito gilipollas, pudiste haberme avisado antes ¿no? Una hora no es suficiente. —responde con molestia, guardando un collar en la bolsa de su pantalón y poniéndose otra playera, toma un encendedor y prende todos los papeles que tenía guardados.

Una hora es suficiente, te veo donde siempre. Suerte. —Hyunjin chasquea la lengua cuando ve que su amigo le ha colgado, coloca el celular en un mueble antes de seguir quemando más papeles, se coloca una gruesa sudadera y está dispuesto a dejar su demás ropa ahí, pero luego piensa en aquel chico de ojos de zorrito asustado y toma prendas de más.

Toma su celular de nueva cuenta y lo guarda en la bolsa de su sudadera, camina hasta el cuarto de Jeongin con la ropa en manos. Abre la puerta y nota que su víctima está durmiendo plácidamente, se detiene a mirar su rostro con las facciones relajadas y alza una ceja, se ve demasiado inocente como para llevarlo al lugar donde Chan le espera.

Empieza a desabrocharle los pantalones, quitándoselos de manera apresurada pues, como antes ya había dicho, una hora no era suficiente, por lo que se apresura a quitarle toda la ropa a Jeongin. Cuando este empieza a despertar poco a poco, le avienta su ropa para que se la ponga.

—Ponte eso, rápido, no tenemos tiempo. —Hyunjin mete la ropa de Jeongin en una bolsa y mira al pelinegro que lo sigue viendo incrédulo. —¡Muévete, princesa! Si no nos apuramos, te van a matar y si aprecias tu vida te sugiero que te pongas esa ropa y ¡Rápido!

Jeongin obedece pero mira la ropa con una mueca en la boca.

—Esto no es mío. —comenta, mientras se abrocha el pantalón que, por suerte, le queda bien.

—Obviamente no, inteligente, es mi única muda de ropa que tengo aquí.

Hyunjin se desespera al ver la tranquilidad con la que Jeongin se viste, toma la playera que seguía en la cama y se la coloca a Jeongin ansiosamente, recuerda que había aventado por ahí los zapatos y calcetines del castaño ya que ir descalzo por la calle no era seguro. Gruñe y se gira para buscar algo que ponerle en los pies, al encontrar calcetines que no son el par, empuja a Jeongin del pecho para que se siente en la cama y se agacha para colocárselos.

Una vez que Jeongin está listo, lo toma de la mano mientras que en la otra lleva la ropa de éste. Se asegura de agarrar su última caja de cigarrillos antes de salir del lugar, el castaño entrecierra los ojos cuando la luz del día le da en la cara.

𝗸𝗶𝗱𝗻𝗮𝗽𝗽𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora