Monstruos enjaulados | Beladonna

1. Escóndete y sobrevive

DISCLAIMER: Esta es una TRADUCCIÓN. La obra original le pertenece a ChevalierDesNympheas en AO3

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En los años 70, Donna Beneviento recibió el Cadou de manos de la Madre Miranda. Sus padres y su hermana Bernadette ya no estaban. Ella fue el último Jerarca de la aldea en sufrir la mutación; finalmente fue incluida en el oscuro proyecto de la Madre Miranda.

Regularmente, la líder de la aldea reunía a los Cuatro Jerarcas para darles nuevos objetivos o comprobar su progreso. A ella le gustaba llamar a estos eventos "reuniones familiares" para reforzar la idea de que eran sus hijos. Tenían que recordar de dónde venían. Tenían que mostrarle reverencia y someterse a cualquier deseo que ella tuviera. Ella sólo recompensaría a su mejor sirviente. Estaba en contra de la idea de las amistades: a sus ojos, una pérdida de tiempo sin sentido. Además, no toleraría que los insurgentes se manifestaran contra su causa. La competencia fue el mejor motivo para ello.

Durante las primeras reuniones de Donna, observó en silencio a los herederos de los antiguos reyes del valle, sosteniendo a Angie contra su pecho. Ella no quería llamar más la atención. De hecho, acababan de presentarla como la hija adoptiva de la Madre Miranda y los demás eran inquisitoriales. Los subordinados de la diosa eran como leones feroces en una jaula, temiendo el látigo de su amo y obedeciendo órdenes de un delgado trozo de carne.

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La tradición era que los Jerarcas se presentaran al nuevo en una reunión privada. Podrían afirmar su posición en la jerarquía en un intento encubierto. Obviamente, no todos estaban en la misma página.

Karl Heisenberg fue el primero en saludarla, entró de repente en su territorio y le tomó una foto a pesar de su negativa. Angie estaba furiosa. Él pateó a la muñeca y refunfuñó acerca de saber dónde encontrarlo si alguna vez se cansaba de ser una de las mascotas de la Madre Miranda antes de irse tan rápido como apareció. Donna había oído rumores sobre él por parte de sus muñecas que espiaban a los visitantes condenados. Era el más turbulento de los señores. Una vez se produjo una feroz disputa entre la Madre Miranda y Heisenberg, que lo dejó terriblemente herido y refugiado en su fábrica. Desde este altercado, Lord Heisenberg se mostró más discreto y menos reacio ante las peticiones de la Madre Miranda; sin duda estaba esperando el momento adecuado para vengarse.

Salvatore Moreau estaba ansioso por tener a Donna en su reserva. Ella sentía cierta simpatía por él porque, al igual que a ella, a él no le gustaba especialmente experimentar con seres humanos. El Cadou no escatimó en su físico: tenía la afinidad más baja. Su única ocupación era ver programas románticos en la televisión. Era un Señor privado de amor. Exploraría más que los Siete Mares si obtuviera la aprobación de la Madre Miranda. Tal vez esperaba una recompensa, algo similar a lo que tenían los actores y actrices en el tipo de programas que veía. Madre Miranda podría haberle asegurado que le proporcionaría una esposa si fuera digno. Sólo ellos lo sabían...

Alcina Dimitrescu, como una mujer noble bien educada y con grandes modales, envió una invitación a Donna. Amaba a la Madre Miranda. Esta última le dio muchos regalos: la ayudó a recuperar su castillo y a restaurar su estatus aristocrático. Y después de aceptar de buena gana el experimento de Cadou, considerada el sujeto "más favorable", también fue recompensada con tres hijas a las que mimó muchísimo y sobreprotegió. Obtuvo lo mejor de la experiencia en comparación con todos los Jerarcas y estaba realmente agradecida.

La reputación de Lady Dimitrescu se construyó rápidamente. Se la consideraba una monarca bárbara y regularmente contrataba personal nuevo para reemplazar a los que habían sido llevados a su mazmorra. A priori, eran asesinados y desangrados para alimentarse. Por otra parte, los aldeanos nunca reconocieron que ella regresó de una carrera de cantante de jazz en los años 30.