cinco miaus

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Esa mañana se levantó súper temprano, se sentía con todas las energías del mundo

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Esa mañana se levantó súper temprano, se sentía con todas las energías del mundo.

No había dormido mucho, pero, cielos, estaba rebosando en alegría. Se sentía casi tan feliz como un político en navidad, casi.

Mando a llamar a todos sus guardias. Cuando todos estaban en la sala reunidos, notablemente confundidos por la inesperada reunión, además de ser muy temprano para el horario normal de Jefe.

En la enorme sala llena de los guardias se proyectó en la sala la imagen de un chico.

Uno que otro se mostró muy concentrado observando la foto del chico.

Jeon frunció el ceño por eso. —¡Atención! —Todos se pusieron derechos y miraron al frente. —Como pueden observar, hoy tengo algo que decirles e informarles. —Una pequeña sonrisa se asomó en su temible rostro.

—Mi compañero. —Señalo la enorme fotografía que se proyectaba en la pared. —Min Yoongi, estará aquí por un corto tiempo. Al que ose a tratarlo como otra cosa que no sea un príncipe, tendrá que suplicar a Dios para que yo no le corte la cabeza. —Su mirada se endureció. —No lo miren si quieren conservar sus ojos, no hablen con él si no es necesario o si él así lo quiere. Creo que es más que obvio que tienen prohibido siquiera tocarle uno de sus delicados cabellos si no quieren morir.

Se escuchó como todos tragaron duro.

Asintió para todos para luego decir. —¡Repitan! —Grita haciendo que todos se pongan rígidos. —El Príncipe Yoongi de Jeon no se mira, no se toca y no se trata con otra cosa que no sea amabilidad y delicadeza. ¡Repitan, si no quieren perder la cabeza!

—¡El Príncipe Yoongi de Jeon, no se mira, no se toca y no se trata con otra cosa que no sea amabilidad y delicadeza! —Se oyó en coro en voces fuertes.

Jeon sonrió y muchos hombres tuvieron que apretar sus piernas para no orinarse. —Les advierto, Yoongi de Jeon no es una broma. —Los miro finamente a cada uno. —Asegúrense de que los demás reclusos sepan de él, y que lo traten como se debe. —Habló. —¿Entendieron?

—Sí, señor.

—Dije, ¿Entendieron?

—¡Sí, señor!

Jungkook río y aplaudió con sus manos, y más de unos sintió que se orinó.

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𝗖𝗔𝗣𝗧𝗜𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora