Juego de Dioses

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El sonido de las ametralladoras y granadas resonaban por todo el lugar al igual que los gritos llenos de dolor y amargura por los soldados caídos y en pie que combatían contra el bando enemigo, sin embargo, la respiración de Chen era tranquila y calmada a diferencia de la de todos los demás. Su cuerpo se encontraba recostado en la fría tierra mientras sus manos eran sostenidas por unas más grandes que solo temblaban con desesperación y dolor producto del inminente llanto que pronto tendría.

– ¡Chen! ¡Por dios! ¡No te desmayes, aún no acaba la guerra! ¡Aún tenemos mucho que hacer, que vivir...!

La desesperación en la voz del más alto era notoria al igual que su balbuceo incoherente que iba acorde a sus movimientos violentos logrando que Chen únicamente se preguntara el porqué de estos. – ChanYoru

Su voz, aunque había tratado de que sonara fuerte y firme salió más débil y baja de lo que originalmente había planeado y generalmente salía ocasionando que tuviera que darle un pequeño apretón a la mano del más alto para poder llamar su atención y que finalmente le prestara atención y dejara de ver su abdomen ensangrentado. Los ojos con los que lo miraba estaban repletos de terror y pánico ocultando el hermoso color castaño que generalmente irradiaba felicidad y emoción, quería seguir viendo aquellos ojos, contemplarlos, pero sus propios ojos comenzaban a pesar por el sueño que comenzaba a invadirle.

– Chen...yo...yo...

Chen solo lo miraba con ternura porque para él, ese pequeño pero gran balbuceo que estaba teniendo el contrario era absolutamente adorable, era una lástima que empezara a dejar de escucharlo con claridad. Realmente el verlo balbucear pequeñas palabras mientras que de sus ojos se deslizaban pequeñas lagrimas era todo un espectáculo sin embargo aún no entendía el porqué de tanto escándalo, solo había sido herido de gravedad a muerte en medio de la batalla, pero no era para tanto.

– Chanyoru – Volvió a llamarlo conforme levantaba su mano manchada de sangre intentando alcanzar el rostro ajeno – Hey...tranquilízate, venga – Su voz sonaba tan tranquila mientras pronunciaba aquella petición que ChanYoru no podía entender como lo hacía cuando sus ojos no dejaban de ver aquella herida que no dejaba de sangrar causando que su mente estuviera en pánico ignorando el llamado de Chen.

Chen lo observaba con algo de desesperación puesto que el adverso no le prestaba la más mínima atención fue por ello que tragando duro y tomando todas las fuerzas que aún le quedaban alzo la voz tratando de que esta no vacilara en ese momento. – ¡Paku! ¡Tranquilícese soldado! – Su voz había sonado tan firme en cuanto a su orden que logro hacer que el susodicho lo volteara a ver sorprendido – No tenemos tiempo para esto, debes ir y...

– ¡No!

– Es tu deber como...

– ¡Me niego! ¡No! ¡No! ¡No quiero! ¡No quiero dejarte!

Chen solo pudo suspirar lleno de frustración por las interrupciones en sus oraciones, su vista se dirigió a la zona de batalla donde todos sus compatriotas se encontraban peleando y luchando, realmente era una lástima que no pudiera ver cuál sería el resultado de aquel enfrentamiento por el cual se había esforzado tanto en entrenar a sus hombres y por el cual dependían millones y millones de vida.

– ChanYoru – Volvió a pronunciar con tranquilidad mientras su mirada se fijaba en la contraria – Si no vas a ir entonces cálmate – ordeno con tranquilidad y paciencia como si no estuviera en vuelto en un infierno, podía sentir como su vida comenzaba a escaparse de sus manos.

– Chen yo...lo siento por esto, yo debí impedir que te lastimaran, yo debí...

Y ahí estaba nuevamente ese balbuceó que a Chen le parecía tan adorable pero no tenía tiempo para eso, sus instintos se lo decían.

Cortos ChanDae | ChanChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora