Capitulo 8: Sinceridad.

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—Toji, ya deja de estar dando vueltas como un animal enjaulado, me pones los nervios de punta.— Lo observaba Mei Mei, ya un tanto harta.

—Debemos hacer algo, Mei, no podemos simplemente dejar que nuestros alumnos mueran así por qué si.— Toji estaba furioso.

—Sabes que no podemos hacer nada respecto a esta situación, son jóvenes se enamoran pero no saben realmente todo de la enfermedad que les acongoja.

—Por eso deberíamos darles cursos respecto a estos temas, tu y yo sabemos perfectamente que es sufrir esa enfermedad.— corto un tanto molestó.

—¿Es por qué tu hijo no pudo salvarse?.— Mei remato con aquella pregunta.

—No tengo que hablar de esas situaciones contigo.— Toji paro de caminar de un lado a otro solo para continuar su camino hacia la puerta y salir de ahí.

Sabía perfectamente que está enfermedad era demasiado para cualquiera que la padeciera, estaba molesto y esa pregunta le hacía sentir aún más molesto, era verdad, su hijo Megumi había fallecido por aquella enfermedad; se había enamorado al parecer de un chico, nunca supo el nombre pero sabía que lo había rechazado o que al menos su hijo nunca pudo decirle aquellos sentimientos que lo estaban matando.

Se sentía impotente al no poder hablar con él o no generarle la suficiente confianza para conversar de esos temas, era padre soltero, al final de cuentas su esposa había fallecido cuando Megumi tenía apenas 5 años, eso les afectó a ambos de sobremanera; en este punto a él le había afectado la pérdida de su único hijo de 22 años.

Debía buscar una solución y tenía que ser pronto, al menos para poder lograr que sus alumnos no mueran por esta enfermedad o que tomen medidas necesarias.

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Mientras tanto Haibara se sentía un tanto aturdido, hace un par de meses lo habían operado y fue un total éxito, pero, todo comenzó a empeorar.

Haibara, no sabía que estaba sucediendo, nuevamente había comenzado a interactuar con Nanami, sobre todo por las clases y amigos en común que tenían, no era doloroso, al contrario era fantástico, pero tan solo verlo tan apegado a aquella chica llamada Shoko, hizo que nuevamente su corazón doliera, al principio era totalmente indiferente tal cual le habían dicho los médicos, pero, poco a poco comenzó a sentir nuevamente aquella opresión en su pecho.

No tenía salvación... ¿Acaso siempre tendrá que sufrir aquella enfermedad?, ¿Qué hizo mal?, había seguido las instrucciones al pie de la letra, incluso no se había acercado a Nanami después unos meses.

Ahora estaba vomitando margaritas, eran las flores completas, llenas de sangre, quería gritar y llorar por su descuido, pero, en realidad nunca tuvo una solución permanente, aún cuando se sometió a esa cirugía tan complicada y que logro quitarle las flores y sus sentimientos, estos vuelven a renacer...

—Eso nos hace humanos, ¿No es así?.— dijo con decepción.

Se encontraba en el pasillo cercano al baño de la escuela, no podía moverse, se sentía demasiado cansado, solo miraba aquella flor que le recordaba tanto a Nanami, dulces y apacibles.

—¿Haibara?

Haibara había volteado al escuchar su nombre, pero solo al ver quién era, su corazón comenzó a doler.

—N...Nana...— no podía hablar, su corazón comenzaba a doler nuevamente y otra vez comenzó a vomitar las margaritas.

Cada vez que estás salían, ardían, cortaban cada parte de su garganta.

—Dios... Haibara, debemos llevarte al hospital.— Nanami tenía miedo, solo alcanzó a abrazar al chico frente a él.

—No... Solo déjalo así...—Haibara ya estaba aceptando su destino sin más objeciones.

—Eso jamás, Haibara, no debes rendirte, ¡Por favor! ¡Alguien ayúdenos!.— gritaba Nanami con desesperación en los pasillos.

—Nana...mi... Te amo.— Haibara había dejado de moverse por un momento, su respiración era lenta y suave.

Nanami no sabía que hacer o que decir, pero un profesor a la distancia vio a los chicos, por lo que corrió a auxiliar al más joven.

Ya habían llamado a la ambulancia, aún había tiempo para que el chico pudiera reaccionar, Nanami seguía procesando aquellas palabras... ¿Haibara lo amaba?...

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Suguru no se sentía bien en verdad estaba a punto de sentir como aquellas orquídeas salían otra vez de su garganta.

Odiaba está sensación, odiaba totalmente está situación pero no podía evitarlo, el ya había tomado una decisión.

Su pecho ardía, pero ahora mismo, debía ser fuerte, Satoru no sabía que estaba pasando con su amigo, hace unos días el lo había comenzado a ignorar, ¿Había hecho algo mal?

Había terminado con Utahime por la seguridad de Suguru, no lo decia pero creía que estaba empezando a sentir algo por el pelinegro, aún así quería estar seguro de eso, debía declararse como era debido, pero... ¿Suguru lo aceptaría?

Suguru no quería ver a nadie, no había salido de su habitación desde hace un par de horas, no fue a la escuela por lo que simplemente se quedaría este día en su lugar seguro, pero no contaba con un chico de ojos azules y cabello plateado iría a visitarlo ese mismo día.

Suguru se sentía ansioso por todo y pero ya no había marcha atrás.

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Bebés de luz les traigo actualización de Las flores me ahogan, espero les guste mis amores, el desarrollo de esta historia me tiene superó al pendiente jajajaja.

Les mando un fuerte abrazo mis amores y disfrutenlo, bye bye.

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Artista: @bsurahan

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