3 de enero
— Estás son las mañanitas que cantaba el rey David, a los muchachos bonitos se las cantaba así —Escucho la suave voz de Christopher, y sonrió apretando más el agarre en su cintura — despierta, bello, despierta...mira que ya amaneció —.
Sus ojos verdes se toparon con los mieles, Chris acarició su mejilla con ternura.
— Buenos días, mi hermoso príncipe —
— Estos si son buenísimos —Murmuro el menor, abrazándolo.
Christopher beso su cabeza, Erick delineo el diamante en su pecho.
— Este...en definitiva es mi cumpleaños favorito —
— ¿De verdad? —
— Sip —Asintió seguro.
— ¿Por qué? —
— Porque te tengo a ti —Christopher sonrió ante la respuesta, era tan adorable cuando se lo proponía —...es mi mayor regalo y mi sueño hecho realidad después de seis años de solo imaginarte de ésta manera —
— Prometo que a partir de hoy...nada hará que me separe de ti —
— ¿Lo prometes? —Lo miro con un pequeño puchero.
Christopher se movió un poco a la mesa y tomo la pequeña cajita mostrándole al menor.
— Está es mi promesa —Le dijo mostrándole el par de anillos.
— Chris —.
— Te amo, princeso —Erick golpeó levemente su pecho ante el apodo — y no voy a dejarte ir, nunca —
Puso el anillo en su dedo, dejando un beso sobre el objeto brillante.
— También te amo —Murmuro poniendo el anillo en el dedo del mayor — y ni loco te dejaría ir —
Ambos sellaron su promesa con un tierno beso.
Para el ojiverde su cumpleaños 23 siempre será el mejor recuerdo guardado en su memoria...