007 | ENZO FERNÁNDEZ.

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Quiéreme como el primero
Pero házmelo como el ultimo

Quiéreme como el primeroPero házmelo como el ultimo

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an enzo fernández shot !! ☆☆☆


















17 de Enero, 2024.
Londres, Inglaterra.
02:45am.

Solté un quejido el momento en que mi espalda chocó contra el colchón, escuchando como el chasqueaba su lengua y me observaba de pies a cabeza. Y no, no había tardado más de unos segundos en agarrarme.

—Enzo. —Me quejé, viendo como su expresión no era para nada contenta.

—Ya no te hacés la viva parece. —Se acercó, agarrando mi tanga y deshaciéndose de ella con tal velocidad que tenía que rezar por si no la rompió.

Me giró al instante y rápidamente entendí lo que estaba por hacer. La puta madre. No me dió ni tiempo de pensar cuando sentí su mano parar con fuerza contra mi piel, haciéndome quejar una vez más antes de querer girarme, en busca de querer zafar lo antes posible.

—Dale, Enzo, no. —Pedí, volviendo a aquella posición a la que me obligaba a estar.

—Te callás. —Declaró, subiendo sobre mí y atrapando mis piernas sobre las suyas para no dejarme mover.

Repitió su acción, sacando un gemido de mi parte al sentir la necesidad acumularse segundo tras segundo con solo el hecho de sentir ese picor que parecía avisarme de lo que vendría. Su mano cayó incluso más fuerte, haciéndome abrir la boca ante la sorpresa y esconder mi rostro entre las sábanas, se sentía tan bien pero a la vez tan brusco que no podía detenerme en siquiera quejarme. Y sabía que tampoco me convenía, a Enzo le encantaba hacer lo que quería con mi cuerpo y marcarme era de sus favoritas, incluido el azotarme para enseñarme a obedecerlo, pero tampoco podía negar que era de mis favoritas también. Su diestra acarició el lugar donde anteriormente me había pegado, y lo apretó, separando para deleitarse con esa vista.

—¿Tan mojada tan pronto? Así me recibís, mirá. —Rió para él, acariciando nuevamente  el lugar. —Trolita hermosa.

Sus caricias no tardaron mucho en alivianar el dolor, volviendo a pegar del otro lado para sacarme ese chillido de sorpresa ante el ardor repentino que había dejado sobre la piel. Podía jurar que mi piel pálida ahora estaba tornándose rojiza y ese era totalmente su objetivo, estaba segura. Y lo confirmé aún más cuando volvió a azotar, una y otra vez, una detrás de la otra, desesperandome al punto de suplicar que se detuviera e intentar dar manotazos que pararan sus acciones. Claramente fallando, Enzo no se detuvo ni un segundo y su zurda atrapó mis muñecas, siguiendo su trabajo con su mano libre y disfrutando completamente de mi masoquismo por más que el ardor siguiera ahí. Pero el placer era mayor. Arqueé mi espalda al sentirlo una vez más, acariciar y apretar mis nalgas como quería antes de pegarme sin pudor, haciéndome sobresaltar y chillar ante el reflejo.

ONE SHOTS. | SCALONETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora