•20•

12 3 0
                                    

Desde que llegamos me puse de malas esterica por todo, me altera demasiado la idea de que ese infeliz esté vivo y que todo fuera una falsa, me aterra que sea el quien esté haciendo todo afuera, y es que la manera como actúa ése tipo, es lo mismo que hacía ese bastardo, los archivos que me robé hace 6 años decía todo.

—Y bien. Llevas tres horas sin decir nada—Renick esta parado en el arco de mi puerta.

—No tengo ganas—mi voz sale aguda.

—Solo deja esto por la paz—suspira—Sabes que no te dejaría sola, por muy carácter de mierda que tengas.

—No es eso, solo que no quiero que se repita la misma historia.—me tumbo en la cama.

—No estas sola y por primera vez eres sensata, no has sido grosera y maleducada—se sienta en mi cama.

—Lose, yo misma me sorprendo que no esté con mal genio.

—La verdad estabas cayendo mal.—ríe.

—Que chistoso—ruedo los ojos.

—No empieces Rendall con tú mal carácter, que te tiene así y no solo por lo de hace rato.

—Los documentos—le suelto.

—¿Documentos?—pregunta.

—Hace seis años cuando salí de la cirugía de mi...—tomo una bocanada de aire—Me robe unos documentos, hablaba de tres casos de desaparición.

—Es broma, ¿cierto?—me ve como si dijiera una estupidez—Nunca se dio a conocer ningún caso en Notting Hill.

—Porque el estupido de Patterson escondió todo, quería mantener un perfil perfecto.—Exclamó.

—Y donde están esos documentos, pueden servir de algo pequeña ladrona.

—Ese es el maldito problema, que no los encuentro—me levanto de golpe—Alguien los tomó de ¡¡aquí!!—señalo mi colchón.

—Estas diciendo que alguien entró—duda—Es imposible Rendall estas loca y aquí solo entran familia, son ideas tuyas.

Niega con la cabeza, yo también quiero pensar pero no lose tal vez y lo deje en otro lugar pero no, aquí fue el escondite que hice para esos documentos, archivos que ya no existen.

—Lo siento hermana pero busquemos otro método.

—Entonces—le digo.

—Por el momento me infiltrare para sacar algunas pruebas como te lo prometí y por último empieza a retomar tú vida.

Será posible que ses la misma Rendall, ay no déjate de babosadas.

Mi hermano se levanta—Me voy—se despide.

Será más lento de lo que imaginé, necesito hacer memoria, alguien más estaba en esa oficina el nombre de la persona quien lo escribió, solo tengo una pequeña memoria se que es una mujer, en ese entonces trabaja con Patterson.

Yo que recuerde las veces que entraba a interrogatorios ella me atendía, su nombre era Elen...

—Vengo hablar contigo.—Renlay entra a mi habitación.

—No te deje entrar—le reclamó.

—Hable con Joseph, ambos te pedimos que no digas nada por el bien de sus hijos—toma mi mano—Por mí.

—Ni por ti y mucho menos por nadie—le arrebató mi mano.—Vete de mi habitación.

—¡Vas arruinar una familia Rendall!—exclama esterica—En tú conciencia quedará.

—¿Arruinar?, te recuerdo que ustedes lo hicieron, deja de meterte con un ca-sa-do, no eres su prioridad—le mencionó.

—Arruinarias la relación de la familia, deja que yo lo haga.

—Una semana Renlay, solo una—le guiño el ojo—así que el tiempo corre.

La tomo del brazo para sacarla de mi habitación y ponerle seguro, nose que tanto dijo Renlay pero de que estoy segura se las ingeniara para mentir.

**************************************

—Detesto el instituto—dice Claudio.

Cada vez que habla lo quiero golpear, chocar su cara contra el pizarrón.

—Detesto las mujeres con cara de querer matarte—habla Ethan.

A Ethan me dan ganas de ponerle una cita en su boca, no para de hablar.

—Y bien chicos, es hora de irse a su descanso de media hora—habla Ross—Nos vemos después de receso en la biblioteca chicos.

A Ross quisera cambiarla de profesora.

—Pero antes de salir pasen por mi escritorio y fíjense en la lista de su nuevo compañero de equipo durante todo el año, mientras estén conmigo.
 
Todos nos acercamos y un grito de horror sale de mí.

—¡Ross!, perdón profesora, podemos cambiar ¿verdad?—Pregunto.

—No gamez, así que evítese un problema otra vez.

—¿Quien es tú compañero de equipo?—pregunta Thalia.

Miro a Ethan y encarna sus cejas dudando, cuando todos lo miran,  capta el porque traigo mi cara de fastidio.

De un momento a otro sale del salón riéndose.

Lo que me faltaba, aguantar a Ethan un año, ¡¿Un año?!

Camino y me siento junto a Leo.

—Hola—le digo.

—Estoy soñando—abre los ojos.

—¿Por?—lo miro dudosa.

—Dijiste hola.

—Ah si, lo siento.

Leo se quita los anteojos y se los vuelve a poner.—¡¿Lo sientes?!—pestañea varias veces.

—Olvidalo.

—Esta bien—sonríe—Veo que estas enfadada, dime el porqué.

—De equipo me tocó alguien que no soporto.

—Claudio.—Leo duda.

—No.

—Entonces.

En ese momento Ethan baja algunos escalones y lo apunto hacia él.

—¿ÉL?—vuelve hablar, lo mira y me mira.

—Si.

—Agradecida deberías estar.—me reclama.

—No tengo porque —me encojo de hombros.

—Sino fuera por él—me señala Ethan—Nadie te hubiera auxiliado, el te ayudó en todo el camino—dice—Estaba realmente mal, preocupado por ti.

Esperen.. no puedo procesar todo lo que dice Leo, es una broma... ¿Ethan?

—De que hablas, es broma.—veo a Ethan que me está viendo.

—Sino lo creés, hazlo tu misma Rendall—me da una palmada en ma espalda.

No tengo que decir, o mejor dicho nose que decir. Si es cierto lo que dice Leo, tendré que darle las gracias, no eso no.

RENDALLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora