Por ser cristiana siempre me han dicho que no debería estar triste.
Y sí, precisamente hay un versículo que dice: "No puede estar triste un corazón que alaba a Cristo".
Pero, somos humanos.
Humanos que sentimos.
La tristeza es algo de humanos.
Pero lo que pasa es que esas personas al parecer no saben que después de alabar, de cantar una alabanza de orar, la tristeza disminuye.
Una vez escuché que las emociones son como las estaciones, cambian cada cierto tiempo.
Las emociones son efímeras.
Todo pasa, todo cambia y las emociones no son la excepción.
De pequeña siempre soñé con el "Y vivieron felices para siempre".
Me costó muchísimo entender, que siempre habrán momentos de tristeza, de dolor, pero también habrán momentos felices y de alegría.
Todo es temporal.
Pero todo nos enseña algo.
El dolor, nos hace fuertes.
La tristeza nos enseña a valorar los momentos felices.
Y la alegría nos enseña a agradecer.
Y no solo agradecer por ese momento feliz, sino por todo lo que nos enseñaron los momentos tristes y dolorosos.
Ahora sé que tal vez no haya un "Vivieron felices para siempre",
Pero sí un "Y siempre intentaron ser felices".
Porque de eso se trata, de intentar ser felices en todo momento.
De sacarle provecho a toda situación.
Y siempre tener en cuenta que esos momentos en los que crees que el dolor es insoportable, nos enseñaran a ser fuertes y tal vez incluso aconsejar a alguien que esté pasando por lo mismo.
Que el dolor es efímero.
Que la tormenta es efímera y que pronto, un arcoiris decorará el cielo o un gran sol brillará en su máximo esplendor.
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Escritos de una chica perdida
Non-FictionEsta soy yo, la chica rota, perdida, la que siempre te dará una sonrisa por fuera, pero que en realidad está destruida por dentro. Esta soy yo, la chica con el corazón roto por un amor no correspondido, la chica de mente perdida por tantos problemas...