Capitulo 24. No queda nada más...

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Ese día me costó un mundo irme de la mansión Uzumaki.
Después de abrazar a Sasuke llorando sin poder controlarme al fin logré calmarme un poco al cabo de unos minutos y me quedé en la habitación de Naruto recostada, abrazando su almohada y su camisa, respirando su aroma, sintiendo su presencia que con el paso del tiempo iba desapareciendo de a poco... Los recuerdos de esas noches juntos en esa cama me invadían y dolían, dolían tanto que me era casi imposible respirar, era como si el aire quemara mis pulmones cada vez que inhalaba.
No supe con exactitud cuánto tiempo paso solo se que la voz de Sasuke llamándome me saco de mis recuerdos.

-Hinata-

Mire a Sasuke sin decir nada y supe que su expresión significaba que era momento de irnos, me hubiera gustado quedarme ahí para siempre y hacer como esas películas donde la protagonista se encierra por años volviéndose loca solo para ver a su amado con ella en todo momento, pero claro eso solo pasa en el cine... Me levanté cómo pude de la cama y camine hacia el armario para tomar una de las chaquetas de Naruto, la que más me gustaba verle puesta, la que llevaba el día que lo conocí, tome mis cosas y salí... Llegamos al colegio poco después y lo primero que hice fue irme a mi dormitorio para seguir llorando. Me sentía demasiado patética pero no había otra cosa que pudiera hacer.
Sakura y Temari solo se limitaron a acariciar mi cabello, creo que ellas también sabían que no había ninguna palabra de aliento para hacerme sentir mejor...

~
7:00 a.m.

La muerte de los padres de Naruto fue noticia mundial, empresarios, socios y políticos importantes, todos enviaban su más sentido pésame a Naruto. Mi corazón se destrozó un poco más cuando logre verlo unos segundos por televisión, su mirada estaba apagada y su expresión se había endurecido, aquella sonrisa cálida y deslumbrante había desaparecido por completo y en su lugar solo había una expresión de frialdad. Era lógico, me imagino el sufrimiento por el que debe estar pasando y se que lo que yo le hice también le afecto, yo también soy culpable y no puedo ni siquiera pedirle perdón...
Intento concentrarme en las clases, pero todo me recuerda a él. Su lugar vacío solo me hace sentir aún más el agujero en mi pecho y el nudo en mi estómago...

...

-Hinata-

-perdon estaba distraída ¿Qué pasa Temari?-

-te pregunté si querías ver una película está tarde, ya sabes para que te distraigas un rato-

-si esta bien-
Conteste con la mirada apagada, se que las chicas están haciendo todo lo posible para que no me derrumbe y de verdad lo agradezco pero... Dolía, cada vez que intentaba respirar mi pecho se contraía y dolía. Lo conocí por casualidad, todo fue tan rápido y tan hermoso pero así de rápido había terminado también.
Después de un par de horas por fin terminaron las clases pero Sakura y Temari me llevaron de inmediato al comedor, esa mañana me había negado a desayunar algo y estaba segura de que no se levantarían de la mesa hasta no ver qué comiera algo.

-toma te traje roles de canela ¡Tus favoritos!-

Sakura puso delante de mi una pequeña cajita con varios roles de canela pero de inmediato a mi mente vino la imagen de Naruto diciendo las mismas palabras y no pude evitar que mi corazón diera un vuelco, casi podía verlo sentado frente a mi con su radiante sonrisa y sus ojos color mar que me derretían con solo mirarme. Seque la lágrima que logro escaparse de mis ojos cristalizados y le di a Sakura una sonrisa forzada.
-muchas gracias Sakura-

-no sabes cuánto me duele verte así Hinata ¡Si pudiera hacer algo, si pudiera ir hasta Londres y traerlo te juro que lo haría!-

-esta bien Sakura, ya hacen suficiente por mi-
Ojalá pudiera ir yo misma a Londres a buscarlo pero aunque tuviera el dinero para viajar aya, no estaba segura de encontrarlo ahí pues en las noticias mencionaron que él viajaría a varios lugares encargándose ahora de las empresas y hospitales que pertenecían a sus padres y aún no se comunicaba con Sasuke o Shikamaru. Si ellos que son los mejores amigos de Naruto desde hace años no sabían en dónde estaba, por obvias razones yo mucho menos lo descubriría.

Y Que Si Le Grito Al Mundo Que Te Amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora