002 - "11 𝑦 6"

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. . . alexa play 11 y 6 . . .
"En un café se vieron por casualidad
Cansados en el alma de tanto andar [...]
Él se acercó, le preguntó si andaba bien"

⚲ 𝑴𝒐𝒏𝒕𝒆𝒗𝒊𝒅𝒆𝒐, 𝑼𝒓𝒖𝒈𝒖𝒂𝒚.
2012. Principio de año.

LA ÚNICA QUE TOMABA CAFÉ EN ENERO al lado de la playa era Paula. Ella decía que esa mezcla de agua, sal y arena le generaba nostalgia por los recuerdos lejanos de su infancia y el café la llevaba a memorias dulces compartidas con su gente. Estaba sola porque sus amigas todavía dormían. Cuando se sentó en la barra que estaba afuera pidió una lágrima con dos medialunas; mucho tiempo después se iba a dar cuenta que aquella cotidianidad que creía dulzona se iba a convertir en un sabor amargo por la combinación de experiencias y personas del pasado. Hacía calor, pero la brisa marina lo convertía en un clima agradable.

Estaba ya terminando la segunda medialuna mientras jugaba con la espuma que quedaba en la taza cuando llegó un muchacho al lado suyo y pidió lo que iba a tomar. Notó que tenía un perfil hermoso, de repente el suave viento no era suficiente para calmar su temperatura corporal. Tenía el pelo medianamente largo de color marron aunque cuando le pegaba el sol parecia tener mechas casi rubias, su nariz era respingada pero no dejaba de ser masculina, cuando se apoyó en el mostrador no pudo evitar bajar la mirada a sus brazos flexionados. Paula no solía prestarle atención a los chicos de su edad, prácticamente no tenía vida amorosa, de verdad que no le importaba pero si era sincera sí anhelaba la idea de tener a alguien para compartir un poco más que amistad.

- Hola, ¿cómo andas? - dijo el chico con una sonrisa. No se había dado cuenta de que lo estaba mirando tanto hasta que él se giró a hablarle. - Soy Enzo, ¿vos?

- Paula...me llamo Paula - No sabía cómo le estaban saliendo las palabras, los nervios la estaban consumiendo. Sentía el cuerpo tan caliente como la bebida que acababa de tomar, la idea de salir corriendo de allí pasó fugazmente por su cabeza pero había algo que la mantenía anclada a la silla.

Quiso preguntar algo más pero las palabras se le morían en la garganta y nada le parecía lo suficientemente correcto como para dar una buena impresión. Pero. . . ¿Por qué quería dar una buena impresión? ella no era así.

- Que lindo nombre - Volvió a sonreír y las rodillas de ella temblaron sutilmente. - ¿Cuántos años tenés?

- Tengo diecisiete, en febrero cumplo dieciocho - ¿Por qué le estaba contando tantas cosas a un extraño? pensó, pero en cuanto miró esos ojos marrones de alguna manera sabía que nada malo iba a pasar.

Así pasaron la mañana y parte de la tarde caminando por la playa, conociéndose. En un silencio que los dejó a cada uno en su mundo Enzo le agarró la mano de manera distraída. Paula (con muchos libros de romance leídos) no creía en los mitos de amor a primera vista, no creía en el azar y menos en que las relaciones adolescentes funcionaban bien, aunque no podía negar que parecía que aquellos dedos estaban perfectamente hechos para que encajaran con los de ella. Sentía que la panza le daba vueltas y la cara le dolía de tanto reírse.

El sol se estaba escondiendo en el oeste dejando tras de sí notas anaranjadas, rosas y amarillas en el cielo. Se sentaron cerca del agua a disfrutar del paisaje y la buena compañía. Paula sabía que tenía que ir a casa, pero había algo en ese chico de sonrisa linda que no la dejaba. La noche finalmente se instaló en la playa y la oscuridad indicaba que ya era hora de volver, a pesar de que ninguno de los dos quería.

Se despidieron con un abrazo, un beso en el cachete y una volátil promesa de volver a encontrarse en el mismo café.

Ella entró a su casa mientras se sacudía la arena de la ropa que ya le estaba molestando y a la vez trataba de ocultar su buen humor, a veces las bromas en su casa podían ser muy insoportables. No quería explicar lo que había estado haciendo en el día y no quería admitir que el morocho había sacudido cosas en ella tal como Paula había hecho con la arena de su cuerpo; aunque si hablamos de Enzo no creo que alguna vez esa presencia masculina le haya generado inconvenientes. Se escondió en su habitación y le contó a sus dos amigas Valentina y Morena su aventura, antes de irse a dormir.

Ellas se encargaron de hacer todas las preguntas posibles mientras gritaban y saltaban en sus camas ante cualquier detalle que Paula les confesaba. Antes de apagar la luz y finalmente ir a dormir prometieron auspiciar los siguientes encuentros y rogaron para que se los presente. No era cosa de todos los días que su inocente amiga encontrara al - aparente - amor de su vida y debían aprovechar para que ella estuviera feliz.

Paula se tapó con la sábana y miró por la ventana que permanecía medio abierta. Otra vez aquella brisa marina y el olor a sal llegó a ella y no pudo evitar revivir todas las caricias, las miradas y los abrazos que sucedieron más temprano. Todavía sentía los dedos de él enredados con los de ella, sentía su piel tan cerca que quemaba y juraba que podía oler el perfume que traía Enzo impregnado en su propio pelo. Hacía mucho tiempo que no se iba a dormir tan tranquila. Tal vez debería empezar a creer en el destino o en el azar. Nunca habría imaginado que un total desconocido iba a moverle el mundo en tan solo un par de horas.

No recuerda muy bien lo que soñó esa noche, pero estaba segura de que él había aparecido en aquellas imágenes mentales que su cerebro ensimismado por la simpleza del chico creó. Cuando fue a desayunar a la cocina la mañana siguiente sus dos compañeras la arrastraron a la habitación de nuevo para producirla y llevarla al bar otra vez.

Si bien tenía un poco de mal humor por la rudeza de sus amigas que prácticamente la habían arrastrado allí, todo tipo de enojo se esfumó cuando vió aquellas ondas morochas moverse con el viento mientras se reía de espaldas a ella.

- ¡Hola, Enzo! - Lo saludó con una mano a la distancia, pero cuando se acercó dejó un beso en su cachete.

- Volviste - Dijo con esperanza y una tonada muy uruguaya para el oído de ella. A Paula se le instaló una ternura en el pecho (que hasta incluso años más tarde no la abandonaba) y con la mirada le aseguró que siempre volvería si era por él.

". . .Miren todos
Ellos solos
Pueden más que el amor y son más fuertes que el Olimpo. . ."

estoy enamorada de estos dos

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estoy enamorada de estos dos

shout out to my girlie iKissSirius que es con la q escribimos este fanfic :DD
NO SE OLVIDEN DE VOTAR 💋💋


𝗥𝗘𝗣𝗘𝗥𝗧𝗢𝗥𝗜𝗢 - Enzo Vogrincic || PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora