La Hija De Snape

capitulo siete: Una memoria

Capítulo 7.

—Vamos, por favor— suplicó, su voz rozaba en la histeria, sus manos mandando poder mágico al círculo mágico debajo de ella.

Ella aún no sabe cómo es que llegó aquí. ese día, estaba saliendo del hospital después de realizar un largo turno de trabajo, con pesadez caminó hacia su auto para regresar a casa cuando se topó con una muchacha que cuando la vio le empezó a gritar un montón de cosas, entre ellas insultos, la acusó de ser la amante del novio de ella ya que vio su nombre y un numero de telefono entre las cosas de su pareja. y lo único que se le vino a la cabeza en esa situación es que está loca y es una tonta. y tal vez sea la fatiga después de un largo turno y que no estaba a su 100%,  decidió conversar con la chica e intentar hacerla entender que ella no tiene nada con su novio, que tal vez el chico fue paciente de ella, pero la chica no lo aceptó, de hecho se enfureció más y se abalanzó sobre ella y sacó un cuchillo de cocina e intentó apuñalarla y con la adrenalina saliendo a borbotones de ella, sujetó la mano de su agresora y empezaron a forcejear, una intentando matar y la otra intentando salvar su vida.

Tal vez fue que su cansado cuerpo ya no tuvo más fuerzas o su agresora tenía más fuerza, pero al final terminó con un cuchillo clavado en su caja torácica, sintió el dolor, la cálida sangre saliendo de ella, dejando pegajosa su ropa, como poco a poco el calor de su cuerpo la abandona y como lo último que vio antes de que todo quedara en negro fue a su agresora entrando en pánico después de apuñalarla.

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Cuando volvió a abrir los ojos, vio un lugar que no reconocía; el lugar se veía viejo, ruinoso y sucio. Intentó levantarse y ver con mayor exactitud dónde estaba, pero no pudo, su cuerpo no respondía, siguió intentando e intentando hasta que logró levantar una mano. Se quedó en shock cuando vio su mano muy pequeña y regordeta, como las manos de un bebé, eso no era posible ya que ella era una mujer de 31 años.

Pasó un tiempo y con ello aceptó que se había reencarnado. Sabe que algunas personas estarían felices por tener otra oportunidad de vivir de nuevo, pero ella no, en su lugar se sintió triste, enojada, frustrada. Ella no quería otra vida, ella quiere volver a la anterior. En ella estaba su familia, amigos, todos los esfuerzos y sacrificios que realizó para llegar donde estaba. Estaba ahorrando para comprar su propio consultorio médico, ya estaba ganando una muy buena reputación entre sus pacientes y solo tenía que esperar hasta que tener el dinero suficiente para poner su propio consultorio y no tener que estar las 24/7 en el hospital.

Todos sus años de estudios tirados a la basura, y su familia, Dios que pensara su familia, van a estar devastados con la noticia.

Al crecer descubrió que en este lugar había magia y que ella estaba calificada para usarla. Viniendo de un hogar humilde donde el dinero escasea, no se le hizo raro que sus nuevos ''padres'' la vendieran a la torre de magos por una buena cantidad de monedas de oro. Los magos son muy raros pero poseen un gran prestigio. Con su inclusión en la torre, decidió hacer de su meta el conocer y entender esta magia que fluye en su interior, y tal vez solo tal vez pueda encontrar una manera de regresar a su vida anterior. Sabe, es tonto, que debe  soltar esa vida, pero no puede, ahí es donde pasó sus mejores y peores recuerdos, no le importa cuánto deba  sacrificar, ella encontrará una manera de regresar.

Así pasó la mayor parte de su nueva vida, estudiando y entregándose a la magia, cayendo en la oscuridad de esta. Había escuchado en las calles que los magos eran crueles, que solo les importan los resultados de su magia y puede decir que es cierto. Puede intentar echarle la culpa a la torre, que las personas de ahí la hicieron así, pero ella misma no puso mucha resistencia, para ella todas las demás personas eran un medio para alcanzar su objetivo, un objetivo que se hacía más distante pero a su vez tan brillante. solo debe sacrificarse más y lo logrará.

A sus 54 años encerrada en su estudio en la torre, estaba dando su último intento. En todos estos años desde que entró en la torre, experimentó fracaso tras fracaso. pero esta vez está segura que lo logrará, que volverá a su vida anterior y podrá olvidarse de esta experiencia.

—esto debe funcionar— se dijo a sí misma, intentando darse seguridad. Empezó a realizar el círculo, trazando los patrones, escribiendo las runas, colocando los sacrificios y entrando dentro de él.

Pero como todos sus intentos anteriores, no fracasó...

ella no lo entiendo, ¿por qué? ¿En qué se equivocó? toda su esperanza se hizo añicos, el estudio que realizó en casi toda su vida ha fracasado, puede intentar de nuevo, buscar otro enfoque, ella solo... solo tiene que rendirse, ha sacrificado todo, ha abandonado su humanidad, sus valores, su moral, su ética. solo para volver y eso ha fracasado.

Con el alma pesada se puso de pie, salió del círculo y se sentó en su escritorio. Pasó sentada ahí toda la noche viendo a la nada, los primeros rayos del sol inundan su ventana avisando del amanecer. Ella se levantó de su sitio y se acercó a la ventana admirando el amanecer.

Ella, rendida, agotada, se prepara para quitarse su vida. no le importa si fue un regalo que le dieron los dioses, ella solo quiere descansar eternamente, escapar del dolor y la soledad. Poniéndose en marcha, preparó todo para realizar su suicidio y antes de morir pensó.

—Espero no volver a renacer—, con ese pensamiento su vida se esfumó, concluyendo así su segunda vida.

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La pequeña Leria posa su mirada en los alumnos que están jugando en el patio delantero del castillo, esos niños llenos de inocencia y pureza, algo que ella ya no tiene, sus manos manchadas hasta los huesos de sangre de inocentes. pero no puedo evitar envidiarle un poco, ella también quisiera verse así, felices e ignorantes de la crueldad del mundo. A pesar de tenerle envidia, no puede evitar resentirse por esa misma razón, tal vez sea ella siendo una amargada gruñona que no puede ver a nadie feliz porque ella no lo es.

A lo lejos puede ver a su padre acercándose a paso rápido donde están los estudiantes jugando, por su expresión y la de los niños, debe estar regañándolos y de paso quitándoles puntos a su casa.

Una pequeña sonrisa se pinta en sus labios, al menos sabe que no es la única amargada en este castillo, su padre también lo es, así los dos amargados se harán compañía. Al menos en esta vida no está sola.

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Hola, ¿Cómo están? espero que bien aquí otro capítulo de esta historia, que si no me equivoco debe ser el más largo que he escrito, para los antiguos lectores deben recordarlo pero pueden volverlo a leer ya que agregué más cosas.

En este capítulo decidí abarcar una de las múltiples vidas de la prota, pensé que utilizar la segunda sería idóneo ya que es donde empieza el ciclo de nacimiento y muerte por el cual pasa la protagonista. 

En capítulos anteriores, Leria hace hincapié de que su primera vida era perfecta, cuando no era así, si era mejor, ya que en esa no tenía la larga lista de traumas que arrastra y seguirá arrastrando. Ella lo expresa así porque ella solo toma el recuerdo lejano, el sentimiento de encajar, pertenecer y el amor que le daba su familia.

Eso sería todo, se me cuidan, los quiero.