Día 1: Una selfie juntos.⚘️

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El flash de la cámara arruinó el momento. Angel trataba de sacarle una foto al árabe más lindo que existe en este pequeño mundo, pero ese maldito flash hizo que Siria se diera cuenta de este "crimen". ¿Por qué tanta maldad, flash? Deja que el pobre venezolano tome la foto.

──Dame el teléfono ──demandó de una manera algo amable, estirando su mano en espera del aparato.

──¿Qué teléfono?──lo guardó en el bolsillo derecho de su pantalón──Yo nunca tomé el tuyo. Deja el polvo mágico, menol.

Sonrió haciéndose el desentendido, mientras que Gaddiel frunció el ceño y suspiró antes de perder la paciencia.

──Me has tomado una foto. Dame tu teléfono.

──¿Cuándo? ──alzó una ceja, actuando con confusión.

──¿Cómo que "cuándo"? ──llevó su mano al bolsillo del rubio, eso intentó.

Venezuela retrocedió un par de pasos pequeños. Contando mentalmente hasta diez, Gaddiel mantuvo su enojo o mataría a su amigo allí mismo, y es lo que menos quiere. Es inútil pelear con un inmaduro como ese latino sin vergüenza. Angel sonríe en sus adentros; es muy malo mintiendo, pero hace su mejor intento.

──No me saques fotos, no me gusta.

Comentó su desagrado en susurro, viendo las puertas automáticas de la entrada principal de la sede abrirse por sí solas cada vez que alguien entra o sale. Angel frunció un poquito las cejas y formó una mueca triste mezclada con curiosidad y confusión. Sonrió y movió la cabeza de arriba a abajo lentamente a la petición de Siria.

──No prometo nada ──le regaló una sonrisa burlona al árabe; este mostró su cara de desagrado, pasando a enojo──. Tu cara de perrito bravo no me asusta, mano.

Palmeó levemente la mejilla del más alto.

Siria tomó la muñeca de Angel, fijó la mirada en los ojos azul marino del venezolano. Alzó un poco la barbilla para verse superior a Angel. Sonrió de lado y se acercó a su oreja.

──No necesito asustarte para matarte si me tomas otra foto ──susurró. Alejó su rostro y soltó su muñeca.

Venezuela tragó saliva paniqueado pero fingiendo valentía; posee algo, pero no lo necesario para no sentir algo de miedo por culpa de ese asiático.

Suspiró, sobó su ahora adolorida muñeca derecha. Gaddiel le había dado la espalda hace un par de segundos, alejándose de él.

──Marika... ──sacó su lengua aprovechando que el más alto no lo ve──. Para que lo sepas ──alzó la voz──. Le tomo fotos a todas las cosas que me parecen bonitas.

Lo siguió, pero manteniéndose diez pasos atrás del árabe.

Siria prestó atención a su voz desde que susurró "Marika" porque tan bajo no susurró el latino. Sus palabras no lo habían conmovido, pero sí despertado una chispa de curiosidad; ese latino cree que él es "una cosa bonita", le faltan lentes, seguro.

──Busca algo que sea realmente lindo para fotografiar ──sugirió sin interés en tomar esas palabras para crear una conversación con ese caribeño.

Angel sonrió de lado a lado. Sacó su teléfono y le tomó una foto nuevamente a él; otra vez el flash se activó por segunda vez.

── ¡No joda, chico!

Tocó en su pantalla el ícono del flash para apagarlo de una vez por todas. Guardó el teléfono y alzó su cabeza para solo encontrarse con Gaddiel frente a él, con un gran enojo a punto de explotar.

── En mi defensa, usted mismo dijo: "Busca algo que sea realmente lindo para fotografiar." ──imitó el acento árabe.

── Borra la foto ──exigió. Venezuela retrocedió dos pasos más, pero Gaddiel lo siguió para quedar igual que como el latino lo encontró──. Borra ambas fotos.

── ¿Por qué? ──chocó contra la pared. Siria ya lo tenía acorralado; Venezuela va a morir── Te ves re bien, chamo, ¿Eres modelo?

── Repito, borra las fotos... ──le arrebató el teléfono, más no lo encendió ya que para eso necesita su huella──. Ahora.

Susurró en un hilo de demanda.

── Amigo, amigo... ──miraba a los lados pidiendo ayuda con la mente. ¡Las personas que están allí no hacen nada!, ¡Joder!── Cálmate.

Solo es borrar las fotos, ¡¿Qué tanto lío?!

Gaddiel tomó la barbilla de Ángel para que lo mirara, para que dejara de mirar a los lados.

── Bueno, ya que me voy a morir ──Siria alzó una ceja manteniendo su seriedad en su rostro mientras oye a Venezuela hablar── Dile a Colombia que sus arepas son un total asco; saben asquerosamente horribles, pero nunca se lo quise decir porque quería ser un buen hermano.

Gaddiel aguantó las ganas de reír lo mejor que pudo; ninguna carcajada se le escapó de los labios.

── No te voy a matar... ──el de bandera de estrellas suspiró── No hoy ──sonrió de lado al ver los nervios del venezolano; tan solo lo dijo de broma ya que muchos tachan a Siria de "malo".

Soltó su barbilla, pero no se alejó; lo quería mantener acorralado hasta que cumpla su cometido.

── Ya ve, perdón ──susurró, bajando la cabeza y mirando los zapatos de ambos──. Las veces que he querido tomarme fotos contigo me dices que no.

── No me gustan ──recordó── Y no somos amigos para que me pidas eso.

── Y si fuéramos amigos tampoco me dejarías hacerlo ──aquellas palabras las dijo con lástima, y no por las fotos sino porque no son amigos──. Por eso te quise tomar fotos a escondidas: para recuerdos, para ver esos días en los que se me va el WiFi por horas. Aunque solo logré sacarte dos y ni se ve tu cara.

── Deberías dejar de hacerlo, odio las fotos. ──cometí eso una y otra vez, no le importa en absoluto.

── Lo siento... ──seguía hablando con lástima. Siria miró a ese ser doce centímetros más bajo.

── Si nos tomamos una selfie, ¿me dejarás en paz? ──propuso. A Venezuela le brillaron los ojos y dijo repetidas veces "sí" con alegría, tal cual como un niño── Bien, solo será una.

── ¡Entendido! ──mostró una sonrisa encantadora.

Siria retrocedió unos pasos y le entregó su teléfono. Venezuela preparó la cámara de su dispositivo móvil, se acomodó y sonrió.

── Ponte.

Gaddiel bajó un poco su cuerpo para que su rostro saliera en la foto. Fue rápido; solo Angel sonrió ampliamente, mientras que Gaddiel mostró una sonrisa muy diminuta sin mostrar los dientes, una sonrisa casi invisible.

── ¡Gracias, chamo! ──borró las dos fotos anteriores y se las mostró para que viera que no mentía── Eres un sol, nunca te apagues. ──dijo su típica frase de agradecimiento a sus amigos, y antes de irse depositó un beso en la mejilla── Chao, pesca'o.

Venezuela caminó tranquilamente hacia otros países para unirse a su conversación con naturalidad.

Siria, a pesar de que su cara mostraba frialdad, quedó pensativo y confundido por ese beso en la mejilla... Luego recordó la foto que recién se tomó. ¿Cómo terminó aceptando una selfie? Si él cuando dice "no" es "no" y punto.

── ¡Ja! Te domaron ──se burló Arabia con los brazos cruzados y una sonrisa burlona── ¿Gaddiel eres tú? Le cumpliste una petición a alguien, y tú ni cumples lo que tus hermanos te piden.

Las primeras dos palabras sacaron a Siria del trance; miró al de bandera verde y lo ignoró tomando otro rumbo. No quiso aceptar que Arabia tenía razón; primero su orgullo ante todo.

30 Días Otp. - SiriVene.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora