Capítulo 43.

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29 de Abril del 2026.

Martes.

07:23 a.m.

Beverly Hills.

Four Seasons Los Angeles.

Lilith Brown.

Repartí besos por todo el rostro de Christopher haciéndolo sonreír mientras me abrazaba. -Recuerda que tenemos que ir a buscar a James a las diez cuando salga de la cárcel.- le recordé para luego darle un beso en la mejilla y levantarme de arriba de él. Me senté al lado suyo en la cama, agarré su caja de cigarrillos que se encontraba en la mesa de luz y me llevé uno a la boca para luego prenderlo con el encendedor personalizado que me regaló Sebastian.

Chris se dio la vuelta para quedar boca abajo para después abrazarme y apoyar su cabeza en mi abdomen. Dejó un beso en mi piel y restregó su cabeza contra mi abdomen con una sonrisa mientras pasaba sus dedos debajo de las tiras de mis bragas para acariciar el hueso de mi cintura.

-Lo iremos a buscar entre todos. No lo vemos hace bastante tiempo, ya que una organización criminal no se puede presentar de la nada en una cárcel, sería un suicidio.- rió sin dejar de hacerme caricias. Agarró el final de su camisa y tiró de ella para un lado para poder acariciar mi cintura.

-Me alegro que por fin salga de la cárcel.-sonreí acariciándole el cabello, saqué el cigarro de mi boca para expulsar el humo mientras sentía sus manos acariciar mi espalda hasta subir hacia el broche de mi brazier para jugar con el, abrochándolo y desabrochándolo con su mano derecha solamente.

-A mi también.- sonrió y besó mi abdomen con cariño. Reí ante las cosquillas que me provocó su beso, acaricié su nuca con cariño para luego dirigir mis caricias hasta su espalda. -Mi Lily...- susurró antes de alzar su mirada para verme.

-¿Si, Chris?.- pregunté con una pequeña sonrisa.

-¿Nos vas a dejar por ellos?.- susurró con tristeza mientras sus ojos se llenaban con algunas lágrimas. -Desapareciste por más de un año y no sabíamos nada de ti. Incluso hablamos con Cisco para que nos diga algo pero no nos dijo nada.- susurró cerrando sus ojos al sentir mis caricias en sus mejillas.

-No los voy a dejar por ellos, Mi amor.- sonreí viendo como abría los ojos lentamente mirándome con una pequeña sonrisa. Él amaba que lo llamara así, amaba tener toda mi atención, le gustaba tenerme solo para él y sus chicos.

Todos ellos formaban la organización criminal más famosa y peligrosa de toda Italia. Cuando nací en Italia en ese momento mi padre se encargaba de la mafia Italiana como comandante, ahí conoció a los padres de mis chicos, se hicieron amigos y nos criaron juntos. Sus padres siempre les decían que me cuidaran, ya que aún era una bebé de nueve meses y ellos ya tenían entre once y veintiséis años de edad. Les decían que ellos sean unidos a pesar de no ser hermanos si no conocidos gracias a sus padres. Mientras nuestros padres estaban en reuniones, ellos me cuidaban, me daban de comer, me cambiaban los pañales, la ropa, me limpiaban y me preparaban adecuadamente para eventos importantes. También cuidaban de Hércules, lo trataban igual que a mi, como si él fuera un pequeño príncipe.

Era la pequeña princesa de ellos, siempre protegiéndome y cuidando, dándome regalos, toda su atención a pesar de tener que estar haciendo otras cosas importantes, dándome todo su cariño y amor. Me amaban como si fuera su hermanita, hasta que cumplí dieciocho años, ellos comenzaron a darme más atención, más cariño, más regalos, más amor... No era estúpida, sabía lo que sentían por mi, o lo que querían de mi.

Al cumplir los veinte, ellos me invitaron a salir a un gran restaurante después de un duro día de trabajo en la empresa de mi padre en New York, acepté con emoción y me preparé adecuadamente para ir, poniéndome uno de los muchos vestidos lujosos y carísimos que me habían regalado los hermanos Russo. Después de tener una hermosa cena todos juntos, admitieron sus sentimientos por mi de una manera tranquila, no esperaba que lo hicieran en ese momento. 

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