Eres más allá de mi obra maestra, eres la única persona a la que nunca le haría daño, te convertiste en mi debilidad, en la única persona por la que haría lo que fuera, la única por la que cruzaría cualquier línea.
Y a pesar de que yo me vaya e inte...
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—UNA PEQUEÑA BROMA QUE TIENE CONSECUENCIAS CON LA GENTE EQUIVOCADA—
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El hombre de anteojos, que incomodaba a todo el mundo. se encontraba en la cuarta planta del estudio, donde le habían dejado a cargo cuidar a la mujer que estaba cautiva ahí. En medio de toda la suciedad, las ruinas, el moho, la sangre, un lugar donde la luz ni siquiera alcanzaba a entrar y parecía un congelador. Un lugar, en donde, si entrabas, estaba destinado experimentar un infierno.
Mientras frente a la pensión se encontraba Jung-hwa admirando aquel edificio en ruinas. Dispuesta a entrar para averiguar que era lo que asustaba tanto a Jong Woo.
Lentamente subió los escalones hasta el piso que le había dicho Jong Woo, tomó la perilla de la puerta para percatarse de si estaba abierto y al confirmarlo, la giró para abrirla. Un molesto chillido por lo oxidada que estaba la puerta, hizo eco.
Con cuidado la chica se adentró, viendo por primera vez el estado de aquel piso, de verdad estaba hecho ruinas, apenas entrabas, un hedor horrible te alcanzaba.
Fijándose de no pisar maderas o fierros que estaban por todos lados, comenzó a caminar, sacando una linterna de su chaleco para poder iluminar su camino.
Pero a unas cuantas habitaciones de ella, estaba uno de los inquilinos, amenazando a la mujer con un cuchillo en el cuello, para que no emitiera ningún sonido.
La chica comenzó a adentrarse más y el hombre le ordenaba a la mujer que no hiciera ningún ruido con el dedo en la boca.
Jung-hwa llegó hasta una habitación en el fondo, la chica enarcó las cejas al ver lo que parecían cosas de un consultorio dental, se acercó para ver mejor, pero no había nada en especial, así que bajó la linterna y se dió la vuelta, al parecer no encontró nada, así que se dió por vencida y se dirigió a la salida, pero mientras caminaba, sentía que alguien la estaba siguiendo, miró de reojo y rápidamente se giró, pero el hombre que la seguía se escondió detrás de una pared, evitando que lo viera. La joven frunció el ceño y regresó hacia el frente, abrió la horrible puerta y salió de la planta. Quitó su gorra que era parte de su informe y soltó un suspiro, ese lugar trasmitía un vibra extraña, sin más, la joven salió de la pensión sin ser vista por nadie.
