Eres más allá de mi obra maestra, eres la única persona a la que nunca le haría daño, te convertiste en mi debilidad, en la única persona por la que haría lo que fuera, la única por la que cruzaría cualquier línea.
Y a pesar de que yo me vaya e inte...
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Na-mi se dedicó a preparar las bolsas de ramyeon, mientras le contaba sobre su día, se sentía cómoda hablando con él, hasta el momento, él era el más normal de la pensión. Pero siempre tiene el ceño fruncido.
- Listo. - la chica tomó la pequeña olla con dos trapos y la puso sobre la mesa.
- Se ve bien. - dijo el chico, sentándose y frotando sus manos con deseo, para luego comenzar a buscar unos palillos.
El chico le ofreció unos palillos también.- Gracias. - los tomó, revolviendo el ramyeon, ambos se veían hambrientos y ansiosos por comer. - Provecho - tomó un poco y lo puso en su pequeño plato, para comenzar a sorberlo, el chico hizo lo mismo.
- No me has dicho tú nombre. - comentó el chico, con los palillos cerca de su boca.
Ella terminó de sorber sus fideos para responderle. - Na-mi. -
- Na-mi... - susurró. - Oh- abrió los ojos con sorpresa. - tienes un poco- se levantó un poco para limpiar una pequeña porción de ramyeon, que se encontraba cerca los labios de la chica. Ella se tensó al sentir su frío y delgado dedo tocando su rostro, pero sus ojos se desviaron a la puerta, al darse cuenta de que Moonjo iba a entrar, pero se detuvo al ver al chico cerca de ella. El joven también volteó a ver de quién se trataba y tragó fuerte al ver al hombre que más le aterraba de todo el estudio, viéndolo desde la puerta.
Moonjo sacó la mano de su bolsillo para pasarla por su nariz y entrar, su semblante era tan frío que te hacía sentir helada y provocaba una tensión en todo el cuarto.
- ¿Cuál es el tuyo? - inquirió Na-mi, para interrumpir ese incómodo momento.
- ¿Eh?...- seguía con la mirada al joven que acababa de entrar. - Ah- por fin reaccionó. - Jong-woo. - respondió, incorporándose a su lugar nuevamente.
- Que lindo nombre. - le sonrió mientras tomaba más ramyeon.
Ni siquiera le importa que esté aquí. Pensó Moonjo, girando los ojos mientras abría el refrigerador. Tomó una botella de agua del refri y se recargó en el, Na-mi le daba la espalda y Jong woo estaba en dirección a él, mientras abría su botella lentamente, no dejaba de mirar a Jong woo con esa mirada típica de él, lo que comenzaba a incomodar al chico, y eso era exactamente lo que él quería, quería incomodarlo para que se alejara de ella.
- Moonjo - la mirada de él se fue hacia Na-mi, que estaba volteada viéndolo, rápidamente puso una sonrisa en su rostro para ella. - ¿Quieres un poco? - le ofreció, señalando la olla, su sonrisa se fue de lado, regalándole una mirada engreída a Jong-woo.
- Claro. - dejó la botella de agua en el lavamanos y comenzó a caminar hacia los chicos, una corriente hizo que el cuerpo de Jong woo se estremeciera. ¿Por qué a ella no le parece extraño? Pensó enderezándose.
