El sonido insistente de la vibración de mi teléfono rompe la frágil paz que logro encontrar en estos instantes, justo cuando me hallo de pie frente al espejo del baño, dando certeros cepillazos a mis dientes. Después de otra noche en vela, dedicada a organizar informes contables, actas de reuniones y firmas para la aprobación de contratos con los inversionistas que son socios en mi empresa, recargar mis baterías con apenas dos horas de sueño se torna en un esfuerzo sobrehumano.
Sí, esas dos horas resultan ser el mínimo indispensable para navegar por mi día a día, pero son insuficientes para desterrar la constante amargura que me acompaña, una compañera de viaje indeseada que se manifiesta en mi perpetuo malhumor. Y ahora, para colmo, tengo que lidiar con esta chica, cuya identidad me es desconocida pero que, gracias a las inoportunas ocurrencias de mi amigo Deniz, se ha convertido en la protagonista de un intercambio de mensajes que no deseo.
Deniz, ese entrometido romántico que siempre se inmiscuye en mis asuntos más personales, insistió en que conociera a alguien cuya identidad, al igual que la mía, permanece en secreto hasta hoy. No me molesta en absoluto ser soltero, pero para Deniz, estar más de ocho años sin pareja parece ser una afrenta a la humanidad.
Su brillante idea consistía en presentarme a una amiga suya, con la única condición de que ambos mantuviéramos en secreto cualquier información sobre el otro, excepto nuestros nombres. La interacción se limitaría a través de mensajes hasta que Deniz considerara oportuno revelar nuestros rostros en persona y justo hoy es ese grandioso día.
No suelo interesarme por las relaciones, y mucho menos por las amorosas. Las mujeres que suelen cruzarse en mi camino parecen atraídas únicamente por mi cuenta bancaria, y francamente, no tengo tiempo para las tonterías románticas ni para juegos sentimentales. No estoy precisamente emocionado por hablar con alguien cuyo nombre es prácticamente lo único que conozco, pero cedí porque Deniz había logrado irritarme lo suficiente como para que accediera.
Ahora, después de casi tres meses de intercambio con Seher, esta chica elocuente con una energía inagotable, me siento aún más frustrado. Su charla se ha convertido en una molestia añadida a los innumerables dolores de cabeza que ya enfrento.
«—¡Hey, Selim, buenos días!», saludó ella con una sonrisa virtual. Después de digerir esas palabras y retomar mi rutina matutina, el teléfono vibró de nuevo, indicando la llegada de un segundo mensaje.
«—Disculpa por no responderte, me había quedado dormida, ¿cómo estás?», si bien, llevábamos un par de meses chateando, no era tan constante después de todo pues yo me la pasaba ocupado con mis asuntos laborales y esta era una de tantas razones por la que casi no hablábamos.
No me inquietaba demasiado la chica al otro lado del teléfono, pero de alguna manera sabía que era apropiado responder.
«—No hay problema, Seher. Estoy ocupado como siempre, pero no pasa nada», escribí en respuesta, manteniendo mi tono directo y conciso. No estaba seguro de por qué continuaba hablando con ella, pero Deniz me había insistido tanto en conocerla que decidí darle una oportunidad.
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COCTELES Y SECRETOS [+18] 『𝙀𝙙𝙞𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤』
RomanceElla era como un soplo fresco en mi existencia más experimentada. Su juventud podría sentirla cuando mordía su piel en medio de nuestra pasión desenfrenada. Todo lo que compartimos dejó una marca indeleble, maravillándome ante la conexión que florec...