Capítulo 5

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Em: 

El timbre del recreo me despertó de mi trance. Antes de eso me encontraba dando golpecitos con el boli en la mesa y sumida en mis pensamientos sobre aquel chico. 

<¿Que narices hago pensando en él?>

Sin pensarlo dos veces me giré para ver si seguía ahí y un extraño sentimiento entre alivio y decepción recorrió gran parte de mi cuerpo al ver que ya se había ido. 

Sentí las sillas de mis compañeras de delante arrastrarse hacía atrás y las miré para seguirlas y guardar mis cosas en la mochila. Saqué la manzana de esta mañana. 

-¿Te has traído desayuno?-dijo Eli señalando mi manzana-. 

-Am...sí, es que no sabía si íbamos a tener cafetería-me quedé mirando la manzana y la froté contra mi uniforme para limpiarla, aunque antes estuviera guardada dentro de una bolsa-.

-Bueno, si hay pero como si no-añadió con una sonrisa-. 

-Eli odia la cafetería. 

Cat me miraba sonriente mientras sujetaba su monedero. 

-Ahí te equivocas, no odio la cafetería, solo odio su horrible decorado y las personas tan bordes que se esconden tras la barra y no hablemos de su repugnante comida...-dijo haciendo que se metía los dedos en la boca y vomitaba- por lo demás, no tengo ningún problema con la cafetería. 

Cat y yo nos reímos y mi vista se dirigió hacía la puerta involuntariamente. Allí pude distinguir la figura del chico rubio parada en el pasillo, con los brazos cruzados y mirando hacía su derecha. 

Un escalofrío pareció recorrer toda mi espalda y apreté el puño. 

¿Quién narices es este chico? ¿Y por qué me hace sentirme así de expuesta cuando lo tenga cerca?

El chico giró su cabeza aburrido y nuestras miradas se encontraron durante unos segundos antes de que yo cambiara la vista. ¿Cuántos han sido? ¿Dos, tres segundos? y aun así siento que el corazón se me está apunto de salir por la boca. Recuerdo su sonrisa de superioridad detrás de sus brazos y me levanto indignada. No puedo dejar que crea que le voy a seguir el juego. 

Aunque todavía no se que siento hacía ese juego. 

-Bueno...¿nos vamos?

Eli me miraba con una ceja arqueada y supe que realmente había notado mi gesto de disgusto. 

-Si-dije sonriente para intentar desviar la atención- yo...tengo que ir a ver a mis hermanos...-me acordé de la remota posibilidad de que se les haya olvidado traer el desayuno-. 

-¿Tienes hermanos?-la voz de Cat sonó aguda y el entusiasmo se notó en su tono-. 

-Sí...-dije arrascándome la frente- pero no es algo de lo que me sienta orgullosa. 

Eli se rió ante mi comentario. 

-A Cat le encantan los niños...así que ahora no se despegará de ti hasta que se los presentes. 

-Dios Eli-me reí ante su disputa- no lo digas de esa forma, parece que soy una pedofila o algo así. 

-Pues casi...

Eli comenzó a andar hacia la puerta, dándonos la espalda a Cat y a mi, ella corrió hacía Eli y se subió a su espalda dándole golpes. 

No pude evitar sonreír con la situación. Me sentía a gusto con ellas, tanto que por unos segundos se me había olvidado la presencia de ese chico. 

Enseñame a amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora